La última gota fueron los talibanes. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su asesor de Seguridad Nacional han estado en profundo desacuerdo sobre una cascada de asuntos globales desde que John Bolton llegó al cargo en abril de 2018.
El propio Trump hace referencia a estos desencuentros en el tuit con el que inesperadamente anunció su despido. “Estaba fuertemente en desacuerdo con muchas de sus sugerencias, como otros en la administración, y por lo tanto pedí a John su dimisión.“ El último enfrentamiento entre ambos fue sobre Afganistán y la fallida invitación de Trump a los líderes talibán a Camp David días antes del aniversario de los atentados del 11S.
Según los medios estadounidenses, horas antes del repentino tuit, Bolton y Trump tuvieron una fuerte discusión sobre Afganistán. El asesor de Seguridad Nacional siempre se había mostrado radicalmente en contra de invitar a los líderes talibán y miembros del gobierno afgano a sentarse a negociar en un lugar emblemático como Camp David, mientras el secretario de Estado, Mike Pompeo, apoyaba el avance de las conversaciones. Finalmente, Trump anunció también en Twitter que había cancelado el encuentro horas antes de que se produjera. Pero las divisiones ya se habían vuelto insostenibles en la Casa Blanca. Y también las filtraciones a la prensa, que tanta frustración generan al presidente estadounidense.
El intervencionismo de Bolton y su equipo de Seguridad Nacional llevaba meses chochando con las posturas de Pompeo, el departamento de Estado. Una desconfianza política y personal, según los medios, que llegó hasta el despacho oval. Trump nunca ha ocultado sus diferencias de criterio con Bolton. “Tiene posturas muy fuertes en muchas cosas. Y eso está bien. Yo soy el que le modera“, dijo el presidente en mayo. “Hay diferentes lados. Tengo a John Bolton y tengo a otros que son algo más pacifistas que él. Me gusta John“, aseguró entonces en referencia a la división entre 'halcones' y 'palomas' en el Ala Oeste. Hasta que dejó de gustarle.
Bolton insistía en acciones más rotundas desde Washington, que le costaron sucesivas discusiones con el presidente. Mano dura contra Rusia y Corea del Norte, frente al actual intercambio de buenas intenciones. Estrategia directa para forzar la salida de Nicolás Maduro en Venezuela, que Trump nunca vio del todo clara. Y un bombardeo en Irán a principios de verano, que el presidente canceló en el último minuto.
Ahora Trump asegura estar preparado para reunirse sin precondiciones con el presidente iraní, Hasan Rohaní, en el marco de la próxima Asamblea General de la ONU, algo que Bolton considera un inmenso error. Lo confirmó Pompeo en una comparecencia inmediatamente posterior a la dramática salida del asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. Con una leve sonrisa, recordó también a los medios que nada le sorprende, porque él está en contacto permanente con el presidente, con quien tiene una cercana relación. Mientras, Bolton enviaba reiterados mensajes a destacados periodistas de Washington, insistiendo en que, pese a los tuits del presidente, él no había sido despedido, sino que había dimitido por voluntad propia.
Trump anunciará próximamente quién será su nuevo asesor de Seguridad Nacional, el cuarto en algo más de dos años y medio de presidencia. Medio centenar de altos cargos de la administración han dimitido o sido despedidos en este tiempo. Mientras la Casa Blanca recuerda algo que Trump ha repetido siempre: las decisiones las toma él y suya es la última palabra.