Cientos de miles de personas han salido a las calles de Teherán, capital de Irán, para participar en el funeral del general Qasem Soleimani, asesinado en un bombardeo estadounidense en Bagdad, Irak. La ceremonia ha estado encabezada por el líder supremo de Irán, Alí Jamanei. Ha comenzado a primera hora de la mañana con un rezo por Soleimani en la Universidad de Teherán, seguido de una procesión para trasladar el cuerpo del fallecido hasta la plaza Azadi. Los participantes han portado fotografías de Soleimani y banderas de Irán, Irak y Líbano.
El presidente, Donald Trump, ha respondido a esta situación de ira como en él es habitual, es decir, haciendo uso de las redes sociales. Y no solo eso, a través de las redes, en algo inédito da por advertido al Congreso de que "si Irán ataca a cualquier objetivo o ciudadano estadounidense, Estados Unidos devolverá el ataque total y rápidamente, y quizá de una manera desproporcionada. ¡Este aviso legal no es necesario, pero es dado de todas formas!”.
En sus mensajes anteriores, publicados el pasado sábado Trump había asegurado que Estados Unidos tiene “el mayor y, de lejos, el MEJOR” equipamiento militar del mundo, de forma que, si Irán “ataca una base militar, o a un estadounidense”, dijo, Estados Unidos le enviará “es bello equipamiento” “¡sin vacilar un segundo!”.
“Ellos nos atacaron y nosotros devolvimos el ataque”, repetía en otro mensaje, “si nos vuelven a atacar, y les aconsejo fuertemente que no lo hagan, ¡les golpearemos más fuerte de lo que han sido golpeados antes!”.
Trump ha advertido así mismo que tiene 52 objetivos en Irán, uno por cada rehén que ese país tomó hace años, “algunos a muy alto nivel e importantes para Irán y para la cultura iraní”. “Serán golpeados muy rápido y muy fuerte” en caso de un ataque contra intereses estadounidenses, añadió.
Esta escalada verbal se produce después de que un dron estadounidense volatilizara al principal general iraní, Qasem Soleimani, el jueves junto al aeropuerto de Bagdad (Irak). El ataque se produjo después de la muerte de un contratista estadounidense y dos días de protestas contra la embajada estadounidense en Irak, y provocó amenazas de venganza por parte de Irán.
El bombardeo fue lanzado sin que Trump informara al Congreso. Lo hizo oficialmente el sábado, dentro del plazo de 48 horas previsto legalmente para un ataque contra objetivos extranjeros capaz de desencadenar un conflicto bélico. Es el primer movimiento verdaderamente hostil de una administración, la de Trump, que ha mantenido siempre la línea de abandonar los conflictos exteriores. Pero este movimiento, desde el punto de vista político puede ser una reacción a los problemas judiciales del propio presidente y supone también un balón de oxígeno para Netanyahu, Erdogan y Arabia Saudí.
A la espera de lo que diga Putin, Irak vuelve a ser el gran perjudicado mientras Irán se encuentra ahora entre la espada y la pared. Su primera reacción ha sido anunciar el avance en su programa nuclear, pero parece que se verá obligado a tomar represalias dado el altísimo nivel del general asesinado, un mito en su país al que EEUU tuvo en el punto de mira varias veces pero nunca se atrevió a liquidar durante el mandato de Obama.
El hecho de que el presidente anuncie la guerra por twitter si Irán no reacciona no deja de sorprender porque este no puede declarar una guerra sin autorización del Congreso.
El War Powers Act, restringe el poder presidencial para declarar la guerra, y establece las condiciones para pedir autorización al Congreso.
El presidente puede ordenar el uso de la fuerza militar en caso de “una emergencia nacional ocasionada por un ataque contra Estados Unidos, sus territorios, o sus fuerzas armadas”.
Pero, en caso de no tener una autorización parlamentaria previa, debe informar al Congreso en las siguientes 48 horas; los congresistas tienen entonces 60 días para aprobar o rechazar esa acción. Eso sí, no sería la primera vez que un presidente se salta estas normas.