En concreto, el Departamento de Salud para establecer una definición de sexo determinada exclusivamente “por el fundamento biológico que es claro, basando en la ciencia, objetivo y manegable”, según el texto que están elaborando y al que ha tenido acceso The New York Times. La propuesta de la agencia, por tanto, se basa en definir el género como hombre o mujer. Este no se podrá cambiar y estará determinado por los genitales con los que la persona nazca. En caso de disputa, se realizará un análisis genético para esclarecerlo.
“El sexo significa el estatus de una persona como hombre o mujer en base a rasgos biológicos inmutables identificables por o antes del nacimiento”, propone en el texto, que lleva en circulación desde la primavera pasada, la administración Trump. “El sexo que figura en el certificado de nacimiento de una persona, tal y como se emitió originalmente, constituirá una prueba definitiva del sexo de una persona a menos que sea refutado por evidencia genética confiable”.
De llevarse a cabo la medida, se modificaría el conocido como Título IX de la ley de derechos civiles federales, la cual prohíbe la discriminación por género en los programas de educación que reciben financiación del gobierno. Un movimiento que afectaría a 1,4 millones de americanos que se han reconocido con otro género distinto al que nacieron.
“Esto significa que lo que la comunidad médica entiende sobre sus pacientes -lo que la gente entiende sobre sí mismos- es irrelevante porque el gobierno no está de acuerdo”, ha afirmado al diario Catherine E. Lhamon, quien dirigió la oficina de Derechos Civiles del Departamento de Educación durante el Gobierno de Obama.
Durante el mandato del expresidente de Estados Unidos se llevaron a cabo diferentes políticas que reconocieron la identidad de género en las escuelas, prisiones y en los centros para indigentes. La administración incluso intento quitar las preguntas sobre el género de la encuesta del censo del año 2020 y una encuesta nacional de ciudadanos de edad avanzada.
Sin embargo, las acciones de la Casa Blanca han dado un drástico giro con la llegada de Trump al poder. No es la primera vez que el nuevo Ejecutivo va en contra de los derechos de las personas transgénero. Es más, ya intentaron impedir que se enrolaran en las fuerzas armadas. Un cambio que tiene atemorizado a este colectivo. “En cada paso en el que la administración ha tenido la opción, han optado por dale la espalda a las personas transgénero”, ha afirmado la directora por la Campaña de los Derechos Humanos, Sara Warbelow.