Libia, una bomba de relojería a sólo 300 kilómetros de Europa

Acto salvaje. Tipos normales. Un clásico. Uno de los dos terroristas, abatidos por la policía, había estudiado en la universidad y trabajaba en una agencia de viajes. Anteayer se levantó, desayunó dátiles y aceite, y dijo a su familia que se iba a trabajar. Minutos después, mataba a dos decenas de personas. Era religioso pero jamás fue un fanático, dice de él este amigo de la infancia. El caso es que el gobierno de Túnez sabe que, posiblemente fanatizados por Internet y en mezquitas, ambos fueron en diciembre hasta Libia. Y que allí recibieron entrenamiento militar de Estado Islámico o de algún grupo vinculado a él. Luego regresaron aprovechando la absoluta falta de controles en la frontera. Libia: ahí está la clave, el país al que no se puede perder la pista... Un estado fragmentado, fallido, en el que Estado Islámico ya empieza a controlar grandes ciudades... Una bomba de relojería a sólo 300 kilómetros de Europa...