Desde hace meses hay dos líneas de pensamiento dentro al Movimento Cinco Estrellas, el partido que nació en 2015 con un ánimo anti stablishment pero que terminó formando parte de lleno de la política de este país, con su mayor exponente como primer ministro dos veces y, ahora, con grandes roles dentro del Gobierno de Draghi. Pero, han pasado los años, los sondeos ahora marcan una clara debacle y, de puertas para dentro, la situación es igual de sintomática que la baja intención de voto que se predice en las elecciones de 2023.
Los enfrentamientos entre los partidos y dentro de sus propias filas han atravesado la política italiana sin miramientos, pero la situación del M5S, hasta ahora conocida pero con ciertas discreciones, durante la semana crucial del Quirinal fue evidenciada ante la opinión pública. Se intercambiaban declaraciones a viva voz contraproducentes, que impedían atar cabos y definir una postura compartida. Así lo expresa la profesora de Ciencias Políticas y columnista Mara Morini que habla para este artículo de los nudos internos que afronta la formación.
Son dos las corrientes de pensamiento mayoritarias dentro del Movimento, pero son decenas las posturas en un grupo parlamentario fragmentado que ha visto, en esta última legislatura, a muchos de los suyos disertar y pasarse al grupo mixto. El partido ha perdido en estos cuatro años 1 de cada 3 de sus parlamentarios en una formación que perdía poco a poco fuelle. De cara a las elecciones del 2023 y al liderazgo del propio partido las cartas que se jueguen en los próximos meses serán fundamentales para definir los roles y el reto inminente de afrontar una caída tan grande en las urnas. Por su parte, Di Maio y Conte, no han perdido el tiempo en demostrar cuáles son sus puntos a favor y sus apoyos.
El primer lunes de la segunda era de Mattarella como Presidente de la República en Italia, el ministro de Exteriores Luigi Di Maio, se reunía con la jefa de los servicios secretos italianos. Ella, Elisabetta Belloni, había sido uno de los nombres que circularon en las últimas y decisivas horas previas a la elección final del nuevo inquilino del Quirinal, era una carta de Conte y Salvini que fue deshinchándose con las horas. Aquella contradicción que suponía poner a una persona al corriente de información tan sensible en el mayor cargo del país generó muchas ampollas, también con el propio Di Maio, más partidario de una estrategia institucional como la reelección de Mattarella. Aquel desencuentro de opiniones se saldó esta semana con una contradictoria foto, como sucede muchas veces en la máquina social política italiana. En la imagen juntos, Di Maio y la citada Belloni, confirmaban su amistad y es ahí donde el Ministro de Exteriores ha desarrollado un punto fuerte. Criticado por su anterior vida profesional muy lejana de la política, Mara Morini apunta cuánto ha demostrado saber moverse entre las grandes élites políticas. Este post en Facebook es una de esas pruebas, sus relaciones se mantienen fuertes a pesar de las turbulencias de nombres de la elección del Presidente.
Este viernes, por su parte, Giuseppe Conte se ha reunido con el primer ministro Mario Draghi para dar fe de que “las cosas están bien” en los relaciones del M5S con la coalición que compone el Gobierno técnico. A su salida del encuentro ha declarado a la prensa que están “compactos para relanzar la acción del Ejecutivo”, pero parece una evidencia a estas alturas, proclamada también off de récord por sus propios parlamentarios grillinos, que sintonía no es precisamente la palabra para definir la relación entre las dos cabezas visibles del Movimento. Influye además una diferencia sustancial entre ambos: Giuseppe Conte funciona y es el líder de facto de la formación, pero no tiene ningún rol en el Ejecutivo ni en el Parlamento en este momento, esto, insiste la experta Morini, es fundamental para la poca concreción de su poder a día de hoy. Luigi Di Maio, en cambio, cuenta con uno de los ministerios más importantes que componen el Gobierno y sus relaciones a ese nivel favorecen su reconocimiento público e interno.
Lo ocurrido en la semana del Quirinal remueve también los acuerdos que se habían estado realizado entre el M5S y el Partido Democrático que apuntaban a una posible coalición de centro izquierda de cara a las próximas elecciones. Pero, es verdad, que la posición de Giuseppe Conte, que tonteaba también en los acuerdos para elegir al Presidente con Salvini y su Lega no dejaron buen sabor de boca al PD que puede desconfiar de los pasos a dar en los próximos meses. La formación juega y bebe aún del poder que tuvo en las últimas elecciones pero su situación puede cambiar en muy pocos meses y los pasos a dar serán fundamentales. Ahora o nunca.