Temblaba otra vez la tierra esta noche en Indonesia, apenas cuatro cuatro días después de la tragedia. Esta vez un terremoto de magnitud seis ha azotado la isla de Sumba, con consecuencias, por el momento desconocida.
Mientras tanto, en Palu, los vecinos buscan entre los escombros. Ahora todo son ruinas y la prioridad es sacar los cuerpos para enterrarlos en una fosa común y evitar cualquier epidemia.
"Cuando encontramos los cuerpos de las víctimas, después de haber estado expuestos durante tres días, los cuerpos desprenden un mal olor. Debemos enterrarlos rápidamente”, ha explicado un portavoz de protección civil.
Así trabajan, sin parar, en los restos del hotel Roa Roa, uno de los más lujosos de Palu, que se ha quedado reducido a la nada. Todavía son muchos los cuerpos sepultados entre sus escombros. Y, aunque cada día que pasa es más difícil, como si fuera un milagro todavía aparece alguna persona con vida.
Tras la pesadilla que han vivido, los supervivientes solo quieren salir huyendo. La imagen de la gente agolpándose a las puertas de un avión lo dice todo. Para ellos este avión les llevará hacia su nueva vida.