La ciudad de Albacete ha vivido momentos de verdadera tensión. Más de 100 temporeros estaban confinados en el pabellón del instituto 'Tomás Navarro Tomás' al verse afectados por un brote de COVID-19, y algunos de ellos se han fugado y se han desplazado desde los asentamientos en las afueras al centro de la localidad, donde se han producido algunos incidentes. Han cortado el tráfico y varias calles y algunos vecinos se han tenido que resguardar en los portales.
Vivían en una antigua nave de 'Cereales Saltó', que cerró la Policía el viernes, al detectarse un caso de COVID-19 en una persona que había estado viviendo allí.
El Gobierno de Castilla-La Mancha, a través de la Dirección General de Salud Pública, ha confirmado que, desde el pasado viernes, ya se han realizado 370 pruebas diagnósticas PCR a las personas que conviven en el asentamiento de la carretera de las Peñas en Albacete. En total, 21 temporeros de ese asentamiento han dado positivo en los test de detección del coronavirus.
A lo largo del domingo, el personal sanitario continúa realizando pruebas con el fin de que todas las personas que allí conviven, tengan la prueba realizada y su resultado lo antes posible, ha informado la Junta en un comunicado.
Por otro lado, algo más de una hora después del inicio de los disturbios la Policía lograba que volvieran al confinmiento, tras momentos de tensión y que la zona haya visto un notable incremento de efectivos policiales, que se mantienen en el lugar.
Su caso es solo uno de los que evidencias las condiciones en las que están viviendo el confinamiento.
En Huelva, los incendios de un asentamiento en Lepe dejaron sin cobijo a miles de temporeros. Además de no tener alojamiento, están sin trabajo y sin poder mantener las medidas higiénicas necesarias.
También en Lérida, los temporeros que llegan para la recogida de la fruta sin un lugar donde dormir, asearse y comer están deambulando por las calles en condiciones precarias por lo que atajar los rebrotes cuyo origen es este colectivo se hace aún más complicado.
La situación se vive también en Andalucía, Cataluña y Aragón. Son rebrotes que han puesto de manifiesto la situación de miles de personas que llegan a España para trabajar y viven en condiciones precarias, aún más visibles en medio de la pandemia.