En China, un taxista observó desde un semáforo como un vehículo bajaba sin frenos y sin control por una calle en pendiente. A pesar del peligro, el individuo no se lo piensa dos veces y sale corriendo detrás del vehículo. En el interior había varios pasajeros, incluidos dos niños. La misión era complicada porque el coche iba cogiendo cada vez más velocidad. Finalmente, el taxista consiguió alcanzar el coche, abrir la puerta del conductor y saltar al interior para frenar justo antes de que se estrellase.