Unas 5.000 personas mueren al año por sobredosis de opiáceos en el estado de Ohio. Y el gobierno busca desde hace años maneras de frenar una crisis que supone un duro golpe también para la economía del estado. La crisis de opiáceos cuesta unos 5.000 millones de dólares cada año. La solución no es tan fácil.
El gobernador Mike DeWine lanzó una propuesta diversificada para detener el problema, que el estado arrastra desde hace años: rastreo de la cadena de distribución de drogas y batalla intensificada para detener la venta ilegal, además de poner en el objetivo a las grandes compañías fabricantes y distribuidoras de los narcóticos, como Purdue Pharma, que comercializa OxyContin, con la ayuda del fiscal Mike Moore, que estuvo detrás del acuerdo multimillonario de las tabaqueras en 1998. Presentaron una demanda que busca ganar millones de dólares y dejar sin fondos a las compañías que consideran están en el núcleo del problema. Y no son los únicos.
Las farmaceúticas crearon adicción, los cárteles llegaron después
Más de 40 estados y 1.000 municipios del país han acusado a Purdue Pharma de estar detrás del estallido de la crisis de salud pública nacional y alimentar el abuso de opiáceos. La oxicodona y el naloxone potentes analgésicos, se consideran como precursores desde los años 90. Una dependencia que termina en heroína en un porcentaje altísimo de los menores de 25 años.
La llaman “la epidemia silenciosa“ y comenzó hace casi una década. Aunque el problema lleva arrastrándose desde hace mucho más. En Estados Unidos hay ya más muertes por sobredosis que por VIH, accidentes de tráfico o armas de fuego. En la última década se han multiplicado por siete. Según un informe del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), en 2017 hubo 72.000 muertes por sobredosis en el país, cifra récord que refleja un aumento de un 10% con respecto al año anterior. Y el mayor número de muertes se debe al consumo de opiáceos, sobre todo del analgésico fentanilo: 47.000 muertes en 2017, de las cuales un 36% incluían drogas suministradas por receta médica. Los estados más golpeados son Florida, California, Pensilvania y Ohio. Y afecta, sobre todo, a los núcleos de población blanca.
Purdue Pharma ya llegó a un acuerdo extrajudicial con el estado de Oklahoma a principios de este año para desembolsar 270 millones de dólares en compensaciones. El dinero se destinó a financiar programas de investigación y tratamiento de la adicción en el estado. Se consideró el primer pacto de los muchos que están por llegar. Piden que las compañías farmacéuticas se responsabilicen del papel que desempeñaron en la epidemia.
Una muerte por sobredosis cada diez minutos
“Cuesta menos una papelina de heroína que un ibuprofeno”, aseguraba un doctor de un condado de Ohio en un programa de Sixty Minutes de la CBS. El 2017 fue probablemente el peor año de la última década. Los datos, brutales. Ese año se registraron en el país 70.000 muertes por sobredosis según el Centro Estatal para el Control y Prevención de Enfermedades (el CDCP por sus siglas en inglés). Aproximadamente 63.000 de esas muertes fueron provocadas por sobredosis de heroína y medicamentos contra el dolor con gran concentración de opiáceos. Medicinas como Oxycontin, Percocet o Vicodin cuyos efectos en algunos casos superan a la morfina.
Y según los expertos, de las pastillas contra el dolor a la heroína hay un paso. Tan fácil como que las sobredosis por heroína se han incrementado un 23% el año pasado frente al anterior. Las muertes totales por consumo de opiáceos se han incrementado un 15%.
De hecho, las drogas que están arrasando en los barrios blancos de clase media, media-baja de Estados Unidos, fueron un debate de campaña y bandera de Trump, quien rápidamente vio como en estados ricos y con alta renta per capita como Vermont ( estado de Bernie Sanders), New Hampshire o Rhode Island, la situación es realmente alarmante.
El presidente Donald Trump decretó una emergencia nacional ante la epidemia de los opiáceos en el país como emergencia de salud pública en su primer año la Casa Blanca.
Fue una de sus promesas de campaña durante las elecciones presidenciales de 2016. “Podemos ser la generación que termine con la epidemia de opiáceos“, declaró el presidente entonces.
Dinero, educación y control contra las drogas
Más allá de la batalla legal, las medidas implementadas en Ohio se están probando en otros estados del país. Como la iniciativa de la Alianza Educativa de los Opiáceos en Ohio, un grupo de unas 60 organizaciones que buscan prevenir la adicción en las futuras generaciones y soluciones a largo plazo basadas en estrategias y políticas de salud pública sobre este asunto, cuyas consecuencias pasan factura también a la productividad y el mercado laboral. Pero también les hace falta ayuda desde Washington.
La primera dama, Melania Trump, como parte de su agenda, ha estado visitando de forma recurrente Centros de Desintoxicación por todo el país. Charlas educativas sobre todos para los más jóvenes. La adicción comienza entre los 14 y los 16 años, según los datos. Los jóvenes se pinchan en los institutos, en muchos casos, según el informe de CBS, los profesores -adictos- se convierten en camellos, lo que ha llevado a implementar un plan de detección en institutos públicos y colegios privados en áreas completas de los estados más afectados. En WV hay un cementerio de banderas. cada una representa a un menor muerto por sobredosis. Estos menores estaban en casas de acogida.