El inexorable avance de los talibanes continúa en Afganistán, donde ya han conquistado en los últimos días importantes ciudades. A estas alturas, el gobierno actual del país asiático solo conserva la capital, Kabul, y otras dos ciudades estratégicas, pero estas podrían caer muy pronto. El desastre humanitario es inevitable.
Tras la toma de Kandahar, de gran valor estratégico y simbólico, los talibanes ahora se concentran en otras tres importantes ciudades. Entre ellas, Mazar-e Sarif, en el norte de Afganistán. En las últimas horas han reforzado su ofensiva para conquistar estas plazas. Todo indica que caerán sin apenas resistencia.
Así ha sido en las otras 18 capitales provinciales capturadas en la última semana por la milicia integrista, que ya controla dos terceras partes del país. El cerco a Kabul se estrecha, donde el presidente Ashraf Ghani anuncia consultas nacionales e internacionales ante el avance talibán.
Asumiendo que la capital tiene los días contados, las embajadas occidentales, entre ellas la española, aceleran los planes de evacuación. Estados Unidos desplegará a lo largo de este fin de semana a 3.000 militares para sacar a su gente.
A esta operación relámpago ya muchos la comparan con la histórica desbandada de la embajada en Saigón de 1975, símbolo de la fracasada aventura militar estadounidense en Vietnam. Más incierto es el destino de las decenas de miles de afganos, quienes ante el inminente regreso del regimen medieval de los talibanes, tratan de huir a la desesperada.