Eran mucho más que ‘bromas’ de mal gusto y fueron demasiado lejos. Tyler Barriss, de 26 años, conocido como el ‘swatter’ en serie de Kansas, EEUU, ha sido condenado a 20 años de cárcel por engañar a las autoridades emitiendo alertas falsas, incurriendo así en sucesivos delitos. Se dedicaba a llamar a la policía avisando de una emergencia para intentar que un equipo de SWAT, unidad de élite de las fuerzas de seguridad, se presentase en la ubicación que les daba. En eso consiste lo que en Estados Unidos se conoce como ‘swatting’, y eso es lo que va a llevar a Tyler Barriss a dos décadas en prisión tras reconocer un total de 51 cargos contra él.
Su último ‘swatting’ acabó en tragedia y se inició a raíz de una apuesta de 1,5 dólares entre dos jugadores de Call of Duty, un popular videojuego de guerra. Shane Gaskill, de 20 años, residente en Wichita, Kansas, y Casey Viner, de 19, tuvieron una disputa tras la apuesta, y como venganza, este último decidió recurrir a Barriss y al ‘swatting’, una triste, peligrosa e ilícita práctica en la que, efectivamente, éste era experto.
Así, Barriss se puso manos a la obra, y tras conseguir una dirección que creía que era la de la casa de Gaskill, llamó a las autoridades y aseguró que en esa misma ubicación, en ese domicilio de Wichita, Kansas, un hombre acababa de disparar a su padre, mantenía secuestrados a su madre y su hermano pequeño y planeaba prender fuego a la vivienda. De ese modo, la policía se dirigió inmediatamente a la zona. Cuando llegaron a la puerta del domicilio en cuestión, fue Andrew Finch, de 28 años, quien abrió. Un movimiento dirigiéndose hacia su cintura, considerado extraño por los agentes, que creyeron que buscaba un arma, culminó con un disparo que acabó con su vida. Finch, padre de familia, era completamente inocente. Ni había participado en ninguna insulsa disputa entre ‘gamers’ ni tenía nada que ver con la maquiavélica y cruel historia que Tyler Barriss había maquinado.
Más allá, esa llamada a las autoridades que desencadenó todo la hizo desde Los Ángeles, a kilómetros de distancia de Wichita. Hubo muchos errores aquel diciembre de 2017, pero sin esa falsa alerta no se hubiese producido la tragedia. Por eso la justicia ha condenado a Barriss, –relacionado también con otros incidentes similares como emitir falsas amenazas de bomba–, a dos décadas entre rejas, y por eso igualmente Shane Gaskill y Casey Viner están acusados. El último por contratar a Barriss para el ‘swatting. El primero, por proporcionar una dirección falsa a sabiendas de que Barriss había empezado a seguirle en Twitter y planeaban algo. Forzó a que lo intentase, entiende la investigación, y por eso, como a Viner, a él también se le acusa de conspiración, tal y como recoge Daily Mail. Será en abril cuando se resuelvan sus causas. Tyler Barriss ya está sentenciado.
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