Los 'siloviks' u 'hombres fuertes', según su traducción más similar, son aquellos políticos, altos funcionarios o miembros de la oligarquía rusa que comenzaron su carrera desde las fuerzas militares, de seguridad o inteligencia, es decir como oficiales de la KGB, el GRU, Departamento Central de Inteligencia, u otros servicios de espionaje de Rusia. El propio Vladimir Putin fue un espía de la KGB, tras graduarse en sus estudios de Derecho.
También conocidos como securócratas -oficiales de policía e inteligencia-, ocupan altos cargos de poder en el Kremlin, desde hace décadas. Desde su alta posición política, económica y social, conforman un paraguas de hierro, bajo el que se cobija el presidente ruso.
Estos son los 'hombres fuertes' de Vladimir Putin, viejos amigos del presidente ruso que no solo apoyan la decisión de iniciar una guerra en Ucrania, si no que guían las líneas de actuación de la invasión. Todos ellos tienen algo en común: su lealtad a Putin, pero siempre en un segundo plano, sin llegar a hacer sombra al mandatario.
Además, deben "tener poder, dominar información -en el caso de los que provienen de los servicios de inteligencia-, tener conocimientos globales -ámbito de la diplomacia-, o liderar ejércitos", según expone Felipe Vergara, analista internacional, para Meganoticias.
Fue nombrado jefe mayor de Defensa en el año 2012. Es uno de los hombres más leales de Putin y muchas voces lo señalan como su posible sucesor. A sus 66 años, lleva una década liderando las fuerzas militares rusas. De origen tuvano, un pueblo túrquico de Siberia relacionado con los mongoles, Shoigú proviene de dirigir asuntos de la defensa civil, emergencias y eliminación de consecuencias de desastres naturales.
Junto con Putin, es el único dirigente ruso que ha conseguido mantenerse en la primera línea de la política desde la caída de la URSS. Su papel en la anexión de Crimea y en el apoyo al régimen de Bashar al-Ásad en Siria ha sido clave en su trayectoria política.
Con un larga trayectoria militar, Guerásimov fue nombrado jefe del Estado Mayor por Putin, en el año 2012. Junto con el presidente ruso y Shoigú, son los únicos que conocen los códigos de lanzamiento de los misiles rusos nucleares. Actualmente tiene 66 años y participó en las operaciones militares de la Guerra de Chechenia, la Guerra de Crimea y la lucha contra el Estado Islámico. Por sus actuaciones en estos conflictos es considerado un héroe ruso, acumulando multitud de órdenes de honor.
Serguei Lavrov, de 71 años, lleva 18 al frente del Ministerio de Exteriores ruso. Lleva 18 años seguidos al frente de la cancillería rusa. Hace unas semanas advirtió que "de producirse una tercera guerra mundial, implicaría armas nucleares y sería destructiva". Es una figura clave en las reuniones y negociaciones -fallidas- entre Rusia y Ucrania para poner fin a la guerra.
Compañero en la KGB de Vladimir Putin, ambos se conocen desde hace más de 40 años. Fue nombrado por el presidente ruso para ser el jefe del Servicio de Inteligencia Exterior, cargo que ocupa desde el año 2016. Actualmente tiene 67 años.
Durante la Crisis de Crimea, Naryshkin fue sancionado por el gobierno de Estados Unidos y Canadá, lo cual le imponía la prohibición de entrar a ambos países y la congelación de activos.
Algunos medios también apuntarían a Boris Gryzlov, embajador ruso en Bielorrusia, Nikolái Pátrushev, jefe del Consejo de Seguridad de Rusia, y Alexánder Bortníkov, director del FSB (Servicio Federal de Seguridad), como hombres imprescindibles del círculo de hierro que rodea a Vladimir Putin.