Recibe el alta la víctima de Cleveland que se niega a ver a su familia

Pulgar hacia arriba, con su rostro oculto por una capucha. Es la vuelta a casa de Gina deJesus tras poner punto y final a una pesadilla que ha durado más de nueve años. El conocido ya como monstruo de Cleveland, Ariel Castro, que se podría enfrentar ahora a la pena de muerte, la secuestró en abril de 2004, con tan sólo catorce años de edad. En su primera noche junto a los suyos, Gina no ha podido dormir en su antigua habitación. Incapaz de repetir la imagen de su cautiverio, ha preferido acostarse en una cama hinchable en el salón, acurrucada y rodeada por sus familiares, que han acogido en las últimas horas a otra de las secuestradas. Se trata de Michelle Knight. Esta joven de 30 años que desapareció en agosto de 2002 habría rechazado volver a su hogar por motivos que aún se desconocen después de salir del hospital. Su abuela, en silla de ruedas motorizada, se ha desplazado hasta la casa donde se encuentra para intentar hablar con ella, pero al parecer se lo habrían denegado por expreso deseo de Michelle. Aún así Deborah, que en su día pensó que su nieta se había marchado por su propia voluntad, dice ahora que esperará lo que haga falta hasta que decida volver. De las tres rehenes, Michelle, según la investigación, habría sido la que más veces padeció la violencia y vejaciones de Ariel Castro en su casa de los horrores, donde habría llegado a sufrir hasta cinco abortos por las palizas a las que le sometía. Unos hechos de los que nunca llegó percatarse esta hija de Ariel, que lo visitaba regularmente. La tercera secuestrada, Amanda Berry, madre de una hija del captor, continúa recluida en su casa junto a su familia.