¿Quién fue Ruth Bader Ginsburg? Una vida de película
Defensora de los derechos de la mujer se convirtió en un icono legal, cultural y feminista
Conmoción en estados Unidos, que llora su muerte
Ningún otro juez ha gozado del estatus de celebridad de la magistrada "Notorious RBG"
Estados Unidos llora hoy la muerte de la jueza más liberal de la Corte Suprema de Estados Unidos, defensora de los derechos de la mujer convertida en un icono legal, cultural y feminista. Rodeada de su familia, el viernes por la noche falleció a los 87 años como consecuencia del cáncer.
"Nuestra nación ha perdido a un juez de talla histórica", ha dicho el presidente del Tribunal Supremo John Roberts. "En la Corte Suprema hemos perdido a una querida colega. Hoy lamentamos su pérdida, pero con la confianza de que las generaciones futuras recordarán a Ruth Bader Ginsburg como la conocimos, una incansable y resuelta defensora de la justicia".
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El presiente Donald Trump, se encontraba en un mitin de campaña en Bemidji, Minnesota cuando le comunicaron la noticia. Al terminar su intervención, dijo "Ella llevó una vida increíble", dijo. "¿Qué más puedes decir? Era una mujer increíble, estés de acuerdo o no. ... De hecho, me entristece escuchar eso”.
Poco después, en un comunicado, el mandatario republicano ha dicho que Ginsburg era “un titán de la ley”: “Reconocida por su mente brillante y sus poderosos disidentes en la Corte Suprema, la jueza Ginsburg demostró que uno puede estar en desacuerdo sin ser desagradable con sus colegas o con diferentes puntos de vista”, dijo Trump. "Sus opiniones, incluidas decisiones bien conocidas con respecto a la igualdad legal de las mujeres y los discapacitados, han inspirado a todos los estadounidenses y generaciones de mentes legales".
Mientras la noticia de su muerte se iba extendiendo con la inmediatez de las redes sociales y de los medios de comunicación, hasta las escalinatas de la Corte Suprema se fueron acercando el viernes por la noche pequeños grupos de personas para homenajear a la magistrada, hasta que ya casi no cabía un alma. Más de 1.000 se han congregado en la calle, frente al Capitolio, portando flores, velas, carteles que la encumbran como una santa, y coreando cantos espontáneos… Su pérdida es motivo de conmoción y tristeza para millones de seguidores y fans de todas las edades que la juez más veterana de la corte fue acumulando a lo largo de su extensa y brillante carrera.
Una vida de película
Ginsburg sirvió durante 27 años en el máximo tribunal del país. Hija de inmigrantes judíos, de padre procedente de Ucrania y madre nacida en Nueva York de padres austríacos, creció en un barrio humilde de clase trabajadora en Brooklyng. Su verdadero nombre era Joan Ruth Bader, pero cuando su madre descubrió que en su clase del jardín de infancia había más niñas que se llamaban Joan, para distinguirla, pidió a las maestras que la llamaran Ruth.
A pesar de que sus padres no tuvieron recursos para ir a la universidad, le inculcaron el amor por el aprendizaje y el esfuerzo por conseguir en la vida todo lo que quisiera o creyera. "Mi madre me decía dos cosas constantemente. Una era ser una dama, y la otra era ser independiente", dijo Ginsburg en numerosas ocasiones.
Y lo logró. Ginsburg se convirtió en 1993 en la segunda mujer de la Corte Suprema nominada por el presidente Bill Clinton, destacando con los años como la más respetada del ala liberal de la Corte y la más disidente.
En un comunicado emitido horas después de su muerte, el 42 presidente de los Estados Unidos ha dicho: "Sus 27 años en la Corte superaron incluso mis expectativas más altas cuando la nombré".
El candidato demócrata a la presidencia Joe Biden, ha alabado también su legado como defensora de la igualdad de derechos para las mujeres: "Ruth Bader Ginsburg nos representó a todos. No solo era un gigante en la profesión legal, sino una figura querida, y mi corazón está con todos aquellos que la cuidaron y se preocuparon por ella".
Desafió las leyes que dictaban que la mujer debía quedarse en casa
Gisburg desafió en 1997 las leyes y las normas que dictaban que la mujer debía estar en su casa y, el hombre, en el trabajo. Como abogada, litigó y contribuyó en más de 60 casos relacionados con la discriminación basada en el sexo, incluyendo doce que llegaron a la Corte Suprema.
Asistió a la Universidad de Cornel (Nueva York), con una beca como estudiante de gobierno. Allí conoció a Martin Ginsburg, el amor de su vida y a quien más tarde describiría como el primer chico al que "le importaba que tuviera un cerebro".
Ruth y Martin, tenían 17 y 18 respectivamente cuando se conocieron en una cita a ciegas en 1950, aunque en realidad, según Martin, fue una cita a ciegas sólo para Ruth porque él “hizo trampa” al pedirle a un compañero de clase que se la señalara por adelantado. Le pareció muy “bonita” y tras varias citas, llegó a la conclusión de que era también “muy inteligente”.
Cuando Ruth se graduó en con una licenciatura de gobierno en la década de los 50, en la escuela académica existía un cupo estricto para las mujeres. Había cuatro hombres por cada mujer. Dos meses después de la graduación, aquel mismo año se casaron y tuvieron dos hijos.
Los primeros años de su matrimonio fueron desafiantes, sobre todo cuando a su marido le detectaron un cáncer de testículo. Por aquel entonces, Ruth estudiaba segundo curso de carrera, y su primera hija apenas tenía dos años.
Una mujer en una universidad de hombres
Aprendió a equilibrar la vida como madre y estudiante de derecho, atendiendo la salud de su marido. Por las noches, apenas dormía dos horas "estudiando, escribiendo las notas que los compañeros de Martin le habían dado para él, repasando los casos legales...".
En Harvard, Ruth se encontró con un ambiente hostil muy dominado por los hombres. Fue una de las nueve mujeres que asistían a clase con más de 500 hombres. Se sentía constantemente expuesta: “Si te llamaban en clase y sentías que no respondías bien, fallabas no sólo a ti misma, sino a todas las mujeres. También sentías esa sensación incómoda de que eras observada". Pero aquello no fue un impedimento para que Ginsburg despuntara académicamente, convirtiéndose en la primera mujer que participó en la prestigiosa publicación Harvard Law Review. Más tarde, lo lograría también en la Columbia Law Review.
Cuando su marido y ella se mudaron a Nueva York, Ginsburg completó su licenciatura en la Universidad de Columbia y obtuvo el primer puesto de su clase. Su marido, que con los años se convirtió en un prestigioso abogado, la apoyó en todas sus aspiraciones profesionales. “Estaba tan seguro de sí mismo que nunca me consideró como una amenaza para su ego”, dijo Ginsburg de su marido.
Discriminada laboralmente por ser mujer
A pesar de su excelente historial académico, a Ginsburg le costó mucho tiempo encontrar trabajo por ser una esposa y madre de una niña de cinco años de edad. Y se dio de bruces con la discriminación de género mientras buscaba trabajo después de graduarse: “Ningún bufete de abogados en toda Nueva York me daba empleo”, declaró años más tarde.
En aquella época, Felix Frankfurter, Juez del Tribunal Supremo de Justicia, la rechazó para un puesto de prácticas debido a su género, a pesar de estar ampliamente recomendada. Pero ese mismo año, en 1959, comenzó una pasantía que duraría dos años, con el juez Edmund L. Palmieri de la Corte de Distrito para el Distrito Sur de Nueva York
Su primera especialidad fue el procedimiento civil, y pasó varios meses en Suecia, a principios de la década de 1960, estudiando sus procedimientos legales.
A su vuelta a los EEUU, aceptó su primer trabajo como profesora en la Facultad de Derecho de la Universidad de Rutgers, y posteriormente en la Facultad de Derecho en Columbia donde se convirtió en la primera profesora titular de la escuela.
En 1969, año en el que recibió la titularidad, varios estudiantes le preguntaron si la Universidad podría ofrecer un seminario sobre “La Mujer y la Ley”. Tres años después. Ruth Bader ya estaba discutiendo los primeros casos de discriminación de género ante la Corte Suprema.
En 1970, fue cofundadora de Women's Rights Reporter, la primera revista de derecho en los Estados Unidos que se centró exclusivamente en los derechos de las mujeres. Un año más tarde, se convirtió en la directora del Proyecto de Derechos de las Mujeres en la American Civil Liberties Union (ACLU), con el objetivo de perseguir una serie de casos que convencieran a la Corte Suprema de que existía discriminación sexual y que violaban la Constitución.
Entre 1973 y 1980, litigó casos de igualdad de género, ganando cinco de los seis casos que argumentó ante el Tribunal Supremo. Sus casos se referían no sólo las mujeres, sino también a los hombres y a las familias, víctimas de leyes discriminatorias.
En aquellos años, enseñó también en la Facultad de Derecho Columbia, donde se convirtió en la primera mujer titular y coautora del primer libro de casos de la escuela de derecho sobre discriminación sexual.
Abordó un caso de discriminación femenina como si fuera un caso de discriminación racista
Su primer argumento verbal ante la Corte Suprema lo expuso en el caso Fronteiro Vs Richardson (1973), cuando defendió a una mujer casada, teniente de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos, que reclamaba un subsidio de vivienda para su marido: un derecho que, según los estatutos, sólo tenían los hombres casados podían a solicitarlo para sus mujeres dependientes.
Ginsburg dijo que aquel día "estaba muy, muy nerviosa, pero miré a los magistrados y supe que hablaba a hombres que no pensaban que existiera algo como discriminación de género. Y mi tarea era decirles que realmente existía”. La Corte Suprema dictaminó 8–1 a su favor.
Abordó el caso de discriminación femenina como si fuera un caso de discriminación racista. Seguía los pasos del gran abogado de derechos civiles Thurgood Marshall, quien abanderó la batalla por la igualdad racial basándose en la cláusula de la Constitución que garantiza la protección igualitaria ante la ley. Ginsburg consiguió aplicarlo a la protección igualitaria femenina.
Logró el subsidio para un hombre cuya mujer falleció en el parto en los años 70
En un caso ante la Corte Suprema de Estados Unidos en 1975, la abogada representó a Stephen Wiesenfeld, un hombre de Nueva Jersey cuya esposa había muerto durante el parto. A Wiesenfeld se le negó un beneficio del Seguro Social que sólo las viudas podían recibir después de la muerte de un cónyuge. Ginsburg ganó el caso en una votación unánime.
Ruth Bader quería construir la idea de igualdad para las mujeres paulatinamente, utilizando también los casos de los hombres, para avanzar en la igualdad de género. Y su estrategia fue distintiva: en lugar de utilizar sólo a las mujeres como demandantes para desafiar las prácticas discriminatorias del gobierno, a menudo elegía a los hombres.
A lo largo de los cinco años en los que ejerció como abogada en el Tribunal Supremo, su trabajo se fue haciendo notorio, y los académicos y defensores legales fueron reconociendo sus avances legales tan significativos para las mujeres, en virtud de la Cláusula de Igual Protección de la Constitución.
Los fallos judiciales de estos y otros casos, permitieron a hombres y mujeres revertieran sus roles tradicionales.
Bill Clinton la nomina como magistrada de la Corte Suprema
Cuando el juez Byron White anunció su retiro en 1993, el presidente Bill Clinton, en un proceso que duró casi tres meses, consideró varios posibles candidatos hasta que se entrevistó con la letrada. "A los 15 minutos de aquel encuentro, ya tenía claro que Ruth sería su apuesta definitiva - dijo Clinton-. Yo quería saber lo que pensaba ella, pero de pronto ya no era el presidente entrevistándola para la Corte Suprema. Éramos dos personas conversando sobre cuál es la mejor manera de legislar el presente y el futuro".
Ruth acababa de cumplir los 60 años y muchos pensaron que no sería nominada por esa razón, ni que su marido, convertido en un exitoso abogado y profesor fiscal en Nueva York, lo aceptaría. Por el contrario, Martin la apoyó personal y profesionalmente haciendo incluso campaña entre sus contactos, en el círculo empresarial, en el ámbito judicial, en el círculo académico, e incluso entre las mujeres que ella había ayudado.
El presidente Clinton la nominó formalmente como Asociada Juez de la Corte Suprema el 14 de junio de 1993. La trayectoria de la vida de Ginsburg y los antecedentes en su lucha por los derechos de las mujeres, llamaron la atención de Clinton quien, al anunciar su decisión, hizo hincapié en que los bufetes de abogados la habían rechazado porque era una mujer que estaba criando a un niño. Ginsburg, añadió Clinton, "representaba para los derechos legales de las mujeres lo que Thurgood Marshall era para el movimiento por los derechos de los afroamericanos". Y Ruth Bader Ginsburg se convirtió en la 107ª magistrada de la Corte Suprema el 10 de agosto de 1993.
Cuando la inminente jueza aceptó la nominación, en su discurso tuvo palabras de agradecimiento para su hija Jane, su suegra y su marido "su compañero de vida, su mejor amigo y su mayor refuerzo". El último agradecimiento se lo dedicó a su madre, a quien recordó como la persona más valiente y más fuerte que había conocido, y que le fue arrebatada demasiado pronto: "Rezo para que pueda ser todo lo que ella habría sido si hubiera vivido en una época en que las mujeres hubiesen podido aspirar y lograr, y las hijas fueran apreciadas tanto como los hijos".
Apeló la equiparidad entre los miembros del Tribunal en la toma de posesión y se pronunció a favor del aborto
El día de la toma de posesión, Ginsburg comenzó su discurso apelando a la equiparidad. "Me gustaría en el futuro ver a tres o cuatro mujeres o más en el estrado del Alto Tribunal (...) Ciertamente no estaría en este lugar hoy, sin los esfuerzos necesarios de hombres y mujeres que mantienen vivos los sueños de la igualdad", dijo la magistrada.
El segundo día de audiencias de confirmación de Ginsburg, la jueza hizo algo que ningún candidato reciente a la Corte Suprema había hecho hasta la fecha. Habló extensamente sobre su apoyo al derecho al aborto. “Es fundamental para la igualdad entre la mujer y el hombre que su elección, que sea ella la que tome la decisión. Esto es algo esencial para la vida y dignidad de una mujer. Y cuando el gobierno toma una decisión por ella, ella está siendo tratada como menos que un humano, completamente adulto y responsable de sus propias decisiones".
Ginsburg fue aprobada por el Senado con una votación de 96 a 3, pasando a ser el primer juez designado por un presidente demócrata en 26 años, la segunda mujer en el estrado de la Corte Suprema, y en la primera judía en servir en más alto tribunal.
A partir de entonces, Ginsburg se convirtió en autora de numerosas opiniones que han ayudado a establecer el curso de la ley, en particular sobre los derechos de igualdad, convirtiéndose en un referente en el sistema legal de EE.UU.
Abogó por los derechos de los homosexuales y cuestionó la constitucionalidad de la pena de muerte
Además de abogar por el derecho al aborto, durante sus años en el Tribunal, Ginsburg cuestionó la constitucionalidad de la pena de muerte y se ha manifestado a favor de los derechos de los homosexuales.
Uno de sus casos más importantes y tempranos en la Corte fue el llamado Estados Unidos vs. Virginia (1996), que anuló la política de admisión de sólo hombres en el Instituto Militar de Virginia.
Al explicar su decisión, Ginsburg alegó que ninguna ley o política debería negar a las mujeres "la plena ciudadanía, la misma oportunidad de aspirar, lograr, participar y contribuir a la sociedad en función de sus talentos y capacidades individuales".
"Si gana Trump me mudo a Nueva Zelanda"
En verano de 2016, antes de las elecciones presidenciales, la jueza se quejó a los reporteros de The Associated Press y The New York Times sobre el entonces candidato Donald Trump, diciendo que no podía tomarlo en serio, y bromeaba con que, si ganaba, podría mudarse a Nueva Zelanda. Los más críticos dijeron que tales comentarios podrían socavar su apariencia de imparcialidad judicial.
Pero cuando le preguntaron si se arrepentía de su sentimiento, lo incrementó. "Él es un farsante", dijo a CNN. "No tiene consistencia con respecto a sí mismo. Dice lo que se le viene a la cabeza en ese momento. Realmente tiene un ego ... ¿Cómo se las ha arreglado para no entregar sus declaraciones de impuestos? La prensa parece ser muy amable con él".
Trump saltó a la palestra aseverando: "Su mente está herida, debería renunciar". Ginsburg terminó publicando una declaración, lamentando su comentario "imprudente" y prometiendo "ser más prudente”, y posteriormente emitió un comunicado disculpándose: "Los jueces no deben hacer comentarios sobre candidatos para un cargo público. Lo más acertado habría sido no decir nada".
A partir de ese momento, Ginsburg evitó dirigirse a la presidencia de Trump. No obstante, más allá de sus opiniones judiciales, continuó manifestando su opinión acerca de otros temas de actualidad, como el del movimiento #MeToo, al que mostró su total apoyo en 2018: "Ya era hora. Durante tanto tiempo las mujeres permanecieron en silencio, pensando que no había nada que pudieras hacer al respecto, pero ahora la ley está del lado de las mujeres, o los hombres, que se enfrentan al acoso y eso es una buena cosa".
#NotoriousRBG
Con sus gafas de montura grande, el cabello recogido en una corta cola de caballo, Ginsburg transmitía la imagen más seria. Su entorno más cercano la ha reconocido como una mujer de carácter sobrio, calmado y tímido, pero la magistrada tenía un magnetismo silencioso que encandiló a las mas jóvenes por su lucha contra la discriminación de género y los derechos de las minorías.
Adquirió el sobrenombre de "Notorious RBG" después de una serie de disidentes feroces y sin precedentes que pronunció desde el tribunal de la Corte Suprema en 2013 en torno a los derechos de voto. La entonces estudiante de derecho de la Universidad de Nueva York, Shana Knizhnik, se inspiró para crear el tumblr de Notorious RGB haciendo referencia a la estrella del rap Notorious BIG.
El sobrenombre fue un éxito, y a medida que la popularidad y reputación de Ginsburg crecieron, también lo hizo el uso de su apodo, encumbrado en el hashtag #NotoriousRBG convertido en todo un fenómeno en las redes sociales.
Ginsburg se consolidó como un símbolo del pensamiento más progresista de la sociedad y también en un icono pop. Su nombre se ilustra en un sinfín de artículos, donde su particular imagen resalta en camisetas, pins, playeras, tazas… e incluso en tatuajes, con su rostro y nombre dibujados en la piel sus fans.
También el mundo del entretenimiento ha mostrado fascinación por la pionera abogada que cambió el curso de los derechos de las mujeres, reflejando su vida en el el biopic On the Basis of Sex ("Una cuestión de género"), donde la oscarizada Felicity Jones, la interpreta en sus inicios en la judicatura; o la película documental "RBG", que logró recaudar 14.4 millones de dólares en taquilla.
Ningún otro juez ha gozado del estatus de celebridad alcanzado por Ruth Bader Ginsburg en su fértil senectud.
Cuando se le ha preguntó cómo quería que la recordaran, la amada juez, dijo: "Como alguien que hizo lo mejor que pudo".