El Iván Redondo italiano que convirtió a Conte en un hombre de Estado
Fue concursante del primer Gran Hermano en Italia y ahora es el principal asesor del primer ministro
Se le atribuye la construcción de la figura de Giuseppe Conte como hombre de Estado
Es un hombre del aparato del M5E, aunque ahora esa relación se ha deteriorado
El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, está a punto de comerse una hamburguesa. Camisa blanca remangada y los rascacielos de Manhattan de fondo. La foto, subida a Instagram por el propio Conte, esconde detrás un mensaje mucho más potente. Es el símbolo del triunfador, de quien se rodea de los mandatarios de todo el mundo que asisten a la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.
Quién lo hubiera dicho hace poco más de un mes, cuando el ex ministro del Interior, Matteo Salvini, quiso convocar elecciones anticipadas y desbancarlo del poder. Conte ha ido dibujando todas estas imágenes con las que se ha presentado como un hombre de Estado que lo han permitido resistir. Y detrás de todas ellas está siempre otra mano, la de Rocco Casalino, su portavoz de comunicación y principal asesor.
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Concursante de Gran Hermano
Hace 20 años quien estaba delante de las cámaras era él. La fama le llegó como concursante de la primera edición del Gran Hermano que se emitió en Italia. Afirman quienes le conocen que siempre le dominó la ambición. Y él mismo confesaba entonces que lo eligieron porque dijo ser bisexual -ahora se declara sólo homosexual- y que le gustaba manipular al resto para deshacerse de sus competidores. Más tarde se desdijo, al defender que todo formaba parte de la creación del personaje.
No hay más que buscar en Youtube para verlo debatir en los programas basura de la época. Al salir de la casa se convirtió en ‘tronista’, de la mano de Lele Mora, un cazatalentos que ha sido condenado en distintos casos por tráfico de drogas, evasión fiscal y favorecimiento a la prostitución. En este último proceso también fue juzgado Silvio Berlusconi. Ya recuperada la sinceridad, Casalino afirmó recientemente en televisión que no se sentía “cómodo con ese mundo” y que por eso decidió cambiar de vida.
Y de ahí a la política
En 2007 se hizo periodista, comenzó a trabajar en distintos canales locales y se fue acercando a los círculos políticos. Hasta que cinco años más tarde se inscribió al Movimiento 5 Estrellas (M5E) y se presentó a las elecciones de la región de Lombardía. No fue elegido, aunque alguien que ha trabajado con él señala que le sirvió para conocer a Gianroberto Casaleggio, cofundador del M5E y propietario de Rousseau, la plataforma digital que sirve como órgano interno de la formación.
A Casaleggio le convenció que Casalino hubiera estudiado, como él, ingeniería informática. Además de su conocimiento del mundo de la televisión, clave en un partido que ha utilizado siempre herramientas de marketing para captar votantes independientemente de su ideología. Así, en 2013 Casalino fue nombrado número dos del portavoz del M5E en el Senado, aunque en poco más de un año ya había desbancado a su jefe, dictando la comunicación del grupo parlamentario.
El control de la comunicación
Un periodista que sigue al M5E y que prefiere no dar su nombre asegura que “controlaba histéricamente la imagen de los diputados. Él decidía quién iba a televisión, qué ropa debían llevar y presionaba para que no hubiera cara a cara con políticos de otros partidos en los platós”. En una formación que se declara antisistema no hay nadie que no vaya impecablemente vestido, salvo Beppe Grillo, el único personaje genuino dentro de la maquinaria. El primero en dar ejemplo es Rocco Casalino, que abandonó el look trash y se puso un uniforme de traje y corbata del que nunca se desprende.
Davide, el hijo de Gianroberto Casaleggio, heredó el artefacto creado por el padre cuando éste falleció. Y Casalino, siempre hábil para las relaciones, se quedó a su lado. De ahí que cuando el M5E y la Liga le encomendaron a Giuseppe Conte -un abogado sin experiencia política- que encabezara un Gobierno formado por ambos partidos, el Cinco Estrellas presionó para que su portavoz fuera un hombre del aparato. Rocco Casalino es hoy jefe de comunicación de Giuseppe Conte, con un sueldo público de 170.000 euros anuales, más de lo que gana el propio primer ministro.
Mano a mano con Conte
En los 14 meses que duró la coalición populista, la batalla por la propaganda lo ha sido todo. De un lado, el líder de la Liga, Matteo Salvini, que junto a su estratega Luca Morisi extrajo los temas más vistos en televisión y los volcó a gritos en el debate político y las redes sociales; de otro, el líder del M5E, Luigi Di Maio, al que la comunicación de su socio lo devoró políticamente; y en medio, el tándem Casalino-Conte, que sólo podía sobrevivir interpretando el papel del tercer hombre.
El jefe del grupo parlamentario del M5E, Francesco D’Uva, reconoce a NIUS que Conte asumió un liderazgo que ni ellos mismos se esperaban. “Lo eligió el partido por su perfil institucional, era un hombre que podía ejercer ese rol de árbitro, pero ha ido adoptando una centralidad que incluso a nosotros nos ha sorprendido”, sostiene.
A finales de junio, cuando la amenaza de Salvini de romper el Gobierno sobrevolaba la política italiana, otra foto llamó la atención de los expertos en comunicación. En ella aparecían Giuseppe Conte, Angela Merkel y Emmanuel Macron, debatiendo en una mesa de un hotel el nombramiento de los nuevos comisarios europeos. También estaba Casalino. Era el modo de advertir que el primer ministro italiano volvía a estar codo con codo con sus colegas de la UE y que el conductor del viaje de vuelta era su asesor.
Choque con el aparato del M5E
Casalino entró en colisión con algunos miembros de su partido, ya que este viraje lo alejaba de Casaleggio y Di Maio, partidarios hasta el último minuto de mantener el pacto con la Liga de Salvini. Después, la ascendencia de Grillo impuso una alianza con el Partido Democrático (PD), tras la que Conte se mantuvo en el cargo como garante de la institucionalidad. Ganaron Grillo, Conte y Casalino, quien tuvo que sortear a su vez a su principal valedor dentro de la formación.
Francesco D’Uva fue miembro del equipo negociador del M5E en las conversaciones con el PD. Admite que “la comunicación del primer ministro ha funcionado muy bien, pero para se imponga tiene que haber una base”. “Conte habla idiomas, se ha ganado una imagen en el exterior y además ha hecho un gran trabajo, por lo que también ha conquistado a los italianos”, añade el diputado.
La pirueta, sin embargo, fue memorable. El discreto abogado es visto ahora como hombre de Estado y gran estadista, pero sigue siendo la misma persona que justificó durante todo el año anterior las políticas radicales de Salvini e incluso defendió la inmunidad parlamentaria del líder de la Liga para que no fuera juzgado por haber retenido durante días a más de un centenar de migrantes a bordo de un barco militar italiano.
Una figura de barro
“El discurso de Conte contra Salvini es eficaz, pero incoherente. Sus cualidades son las de un hombre prudente, calmado, con buenas relaciones internacionales y con el mundo católico. Pero, ¿alguien sabe cuál es su idea de Italia?”, se pregunta Giovanni Orsina, experto político de la Universidad Luiss. Su conclusión es que “su popularidad es la misma que la que puede tener el presidente de la República, gusta porque no tiene una ideología”.
Aunque esa aceptación le lleva a obtener un juicio positivo del 64% de los italianos, de largo el político mejor valorado del país. Orsina cree al primer ministro “le ha acompañado la fortuna al construirse una imagen sólida dentro de un panorama desestructurado”. Y coincide en que Rocco Casalino “ha sido muy hábil en fabricar ese papel institucional”. Así lo cree también una buena parte de los periodistas que siguen la crónica parlamentaria. Si bien, una vez completada la operación Conte, Casalino corre el riesgo de autodestruirse.
Al PD no le interesa que nadie remarque esa moderación porque son ellos quienes aspiran a ese rol y además consideran al ‘spin doctor’ un hombre demasiado ligado al poder en la sombra del M5E. Mientras, el propio asesor ha quemado los puentes con el aparato del Cinco Estrellas. Casalino no se despega de Conte, pero su personaje sigue siendo una figura de barro, pues no tiene poder real en las decisiones internas. El Gran Hermano le sirvió de trampolín, pero tampoco entonces consiguió ganar el concurso.