Los más ricos tiran de la economía estadounidense

  • El gasto de estas personas está un 11% por encima del que realizaban antes de la crisis sanitaria y sus gastos se centran en la compra de casas de lujo, los cruceros de alta gama y los clubes privados, entre otros

En estos momentos una gran parte del sector servicios está enfocado en el 20% de la población de Estados Unidos: el de la clase alta y los 2.500 millones de dólares que han ahorrado durante la pandemia. El gasto de estas personas está un 11% por encima del que realizaban antes de la crisis sanitaria y sus gastos están muy definidos ya que se centran en la compra de casas de lujo, los cruceros de alta gama y los clubes privados.

De hecho, los hogares que ganan más de 120.000 dólares al año son los que están ejerciendo el 40% del gasto total de los consumidores mientras que el 20% con menos ingresos destina su dinero principalmente a la alimentación, la vivienda y el transporte. La diferencia no sólo está en los ingresos sino también en el ahorro que ambas partes de la población han podido acumular durante la pandemia, que en el caso de los más acaudalados, es muy alto.

Buenos presagios

Los datos de la Reserva Federal del Banco de San Luis y del Banco de Nueva York así lo muestran, dando lugar a una desigualdad más profunda de la que había antes de la llegada del Covid. Aún así, y a pesar de los más de 7 millones de parados que aún hay en el mercado laboral, las buenas expectativas de la economía estadounidense auguran una rápida recuperación para todos.

Según un análisis realizado por el Washington Post, el gasto de los consumidores supone un 70% de la economía del país por lo que a pesar de la desigualdad, el hecho de que los más ricos dispongan de un capital importante para el gasto será beneficioso para todos. Así ocurrió durante 2020, cuando el 10% más acaudalado inyectó 8.000 millones de dólares al patrimonio neto del país según las acciones y el valor de las viviendas se disparaban.

Aumento del precio de la vivienda

Las consecuencias inmediatas de esta cantidad de dinero surgido durante la pandemia y que proviene del ahorro ha sido el auge del mercado inmobiliario. Esto se ha dado en general a nivel mundial, con países como Suecia, Canadá y Nueva Zelanda a la cabeza pero Estados Unidos no se ha quedado al margen.

A ello ha contribuido que los tipos de interés en todos estos países estén históricamente bajos, que haya habido un stock de viviendas disponible y un estímulo fiscal alto por parte de los gobiernos.

Miedo a la burbuja inmobiliaria

Pero esta inversión desbocada empieza a mostrar algunos elementos que, si bien no son preocupantes a corto plazo, habrá que vigilar para no llegar a la situación que ya se vivió en 2008. Según Bloomberg Economics, si se mantienen las tasas de interés y préstamos bajos y el nivel de prudencia de las políticas económicas alto, no cabe esperar grandes sorpresas.

Por el contrario, si el coste de los créditos empieza a aumentar y el precio del mercado inmobiliario sigue subiendo, se estarían dando los mismos signos que avisaron de la última burbuja inmobiliaria y que agravó la crisis económica, más amplia, que tuvo lugar entonces.

Nuevos hábitos económicos

Independientemente del desarrollo de la economía, lo que ha quedado patente es que el consumidor, ávido ahora de realizar todo aquello que no ha podido hacer durante los meses anteriores de confinamiento, ha abrazado nuevas formas de gasto y de compra.

Y es que en Estados Unidos el 47% de los consumidores ha probado nuevas marcas a través del comercio online, como plataformas de streaming distintas a las de antes de de la pandemia, compra de comida a domicilio de empresas nunca antes solicitadas y productos del hogar, según desvela un estudio de Ipsos. También se ha experimentado con los pagos a través del teléfono móvil y ha aumentado el uso de distintas páginas web sanitarias.

Subida generalizada de precios

Estas nuevas formas de consumo y el ahorro generado a lo largo de los últimos meses, que han disparado el gasto, han desembocado en un aumento de los precios. Desde los billetes de avión a las habitaciones de hotel, pasando por empresas de recogida y traslado de transeúntes, en algunos casos los precios han subido hasta en un 40%.

Son compañías que prácticamente han visto parada su actividad durante el último año y medio y que ahora intentan recuperar la facturación perdida. Compañías como Uber, Lyft o Airbnb han aumentado sus tarifas, de forma constante, durante los últimos meses. Y se espera que según continúe la demanda, los precios sigan subiendo.

Buen ritmo de la economía estadounidense

El resultado de todo ello está siendo el buen nivel de crecimiento de la economía según la Oficina de Análisis Económicos del gobierno de Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional (FMI), con la posibilidad de alcanzar un histórico 10% a lo largo del año. El capital disponible de los ciudadanos, alimentado por el ahorro y las ayudas entregadas por el gobierno (en forma de cheques y respaldo a las empresas) lo están haciendo posible.

También el optimismo creado por las campañas de vacunación y el habitual dinamismo de la economía estadounidense están influyendo en el aumento del gasto realizado por la población, que a su vez está liderado por el poder adquisitivo de su porcentaje más rico. Un dato que propulsa en este país el mayor ritmo de crecimiento desde 1946.