Congo cumple sus 60 años de independencia con los ecos de las manifestaciones por el asesinato de George Floyd todavía resonando en Bélgica. Una combinación tan poderosa como para empujar al rey Felipe a hacer un gesto que trasciende en simbolismo: ha pedido perdón por el colonialismo. En una carta dirigida al actual presidente de la ahora república en la que dice sufrir "profundos remordimientos" por el daño causado durante el dominio colonial belga.
"Quiero expresar mi más profundo arrepentimiento por estas heridas del pasado cuyo dolor se ha despertado hoy por la discriminación que aún existe en nuestras sociedades", explica el rey en la misiva dirigida al presidente de la República Democrática del Congo, Felix Tshisekedi.
Sin mencionar al rey Leopoldo por su nombre, Felipe de Bélgica ha reconocido que en Congo "se cometieron actos de violencia y crueldad que pesan en nuestra memoria colectiva" y que el período colonial "causó sufrimiento y humillación". Como propósito ha dicho que a partir de ahora combatirá "todas las formas de racismo" y que quiere "alentar la reflexión sobre el tema iniciada por el parlamento belga para que esos recuerdos puedan ser descartados".
Después de que el esclavismo arrancase del continente africano a más de cuatro millones de personas llegó el colonialismo. Y la versión más cruel la impuso el rey Leopoldo II en su Congo Belga. Su Congo Belga porque era suyo, de su propiedad. La zona más rica de África fue explotada durante años en su beneficio. El corazón de África rebosaba de marfil, caucho, cobre, uranio... todo tipo de riquezas que engrosaron las arcas del rey. Para eso no dudó en llevarse por delante las vidas que hizo falta. Hasta 10 millones de personas fueron asesinadas, mutiladas o murieron de enfermedades trabajando en condiciones inhumanas.
No es la primera vez que Bélgica pide perdón. Reconoció haber participado en el asesinato de Patrice Lumumba -el primer ministro en el recién independizado Congo, que coqueteaba con el comunismo y decidió romper radicalmente con Bélgica- y pidió perdón. Y reconoció haber secuestrado a cerca de 20.000 niños mestizos durante los años 40 y 50 -hijos de colonizadores que fueron arrancados de su país para vivir un futuro de marginación en Europa- y pidió perdón por ello.
El "Black Lives Matter" sin duda ha empujado este último movimiento. En las últimas semanas Bélgica y en concreto Bruselas y Amberes han sido dos de las ciudades donde las movilizaciones tras el asesinato de George Floyd han sido más activas. Algunas de las marchas acabaron con incidentes con la policía, que disolvió las manifestaciones cuando la protesta elevó el tono.
Tanto en Bélgica como en Amberes hay todavía estatuas del rey Leopoldo y lugares públicos que llevan su nombre. Algunas -como la que se aprecia en la foto- acabaron pintadas. En el país hay un movimiento ciudadano activo que pide revisar la historia y descolonizar el espacio público: retirar las estatuas y renombrar las calles e instituciones que, todavía hoy, honran la memoria del genocida.