Renzi crea su propio partido y rompe en mil pedazos la izquierda italiana
Matteo Renzi apuesta por la tercera vía y se fija en Macron
Llegó al Gobierno con la premisa de “desguazar” al viejo Partido Democrático (PD). El fulgurante Matteo Renzi, la estrella política del momento, buscó acabar con la vieja unión de herederos del comunismo y democristianos que habían conformado la formación en 2007 para dar luz a una fuerza moderna centrista. En una vertiginosa carrera, el alcalde de Florencia se aupó a la secretaría general del PD, y desde el cargo destronó en 2014 al entonces primer ministro Enricco Letta.
Con sólo 39 años, Matteo Renzi se convirtió en el jefe del Gobierno más joven de la historia de Italia. Sin embargo, su empuje reformista se encontró con las resistencias internas de los ex comunistas, reacios a ser absorbidos por la nueva corriente ‘renziana’. Nunca consiguió transformar el PD como hubiera querido, por lo que creó un círculo de fieles dentro de la formación. Ahora, sus artes maquiavélicas de político florentino han propiciado que por fin emprenda su propia carrera en solitario y arrastre a una parte de los acólitos de los que se rodeó.
MÁS
El giro hace temblar a la coalición de Gobierno entre el PD y el Movimiento 5 Estrellas (M5E), que fue investida hace apenas una semana en el Parlamento. Renzi ha dicho que no cambiará nada a efectos de gobernabilidad, pues su grupo apoyará a la mayoría en ambas cámaras. “Será beneficioso para todos, porque ampliará la base del consenso parlamentario”, ha dicho en una entrevista en el diario ‘La Repubblica’.
Por qué ahora
Renzi lleva preparando este paso desde hace mucho tiempo, esperando que llegara el mejor momento. Se resistió a abandonar el liderazgo en el PD hasta conformar las listas de las elecciones de 2018. Después el resultado -18% de los votos- fue catastrófico, como se esperaba, pero mientras se producía un relevo imprescindible en el partido, él conservaba el control de sus diputados. Tras los comicios surgieron voces en el PD que pedían un pacto de Gobierno con el M5E, aunque Renzi se negó en rotundo y llamó a los suyos a recluirse en los cuarteles de invierno.
Todo este año ha intentado recomponerse y cuando el líder de la Liga, Matteo Salvini, empezaba a mostrar señales de ruptura con el M5E, él salió del letargo. Llamó a un “gobierno de salvación nacional” para aislar a Salvini y pilotó el acuerdo con los ‘grillinos’. Ya no como muleta del M5E, sino de igual a igual. Recuperó centralidad y se puso la capa de salvador. Si se hubieran repetido las elecciones, las listas del PD las habría conformado el nuevo líder, Luigi Zingaretti, por lo que Renzi hubiera perdido completamente el control de la situación.
Qué efectos tiene
Todavía no se ha hecho oficial la separación, pero el propio Renzi asegura en ‘La Repubblica’ que se marcharán con él “una treintena de parlamentarios”. Esto quiere decir que hay muchos de quienes fueron nombrados por él que no lo acompañarán. Se estima que de los 111 diputados del PD, unos 60 pertenecen a la corriente ‘renziana’; mientras que en el Senado controla a unos 35 de los 51 que tiene el grupo. La pieza estrella de los escisionistas será Teresa Bellanova, actual ministra de Agricultura.
En cualquier caso, sus diputados serán fundamentales para la estabilidad del Gobierno. En el Ejecutivo ya han saltado todas las alarmas porque las ambiciones personales de Renzi son una bomba de relojería para un gabinete, cuya ambición es permanecer en el tiempo para aislar a Salvini. Los máximos dirigentes del PD, empezando por su secretario general, ya han manifestado que el movimiento del ex primer ministro “es un error”.
Cuál es su propuesta
Nunca ha ocultado su admiración por Emmanuel Macron. Y finalmente la escisión del PD se produce en unas circunstancias similares a las del nacimiento del movimiento ‘En Marche’, con el que Macron separó su camino del socialista François Hollande, entonces en el Gobierno. Las políticas de Renzi como primer ministro siempre fueron fundamentalmente liberales y ahora buscará una opción de centro que lo aleje de la izquierda. Tras el empuje de los extremismos, el político florentino ha olido una nueva brisa de centralidad en Europa y se ha lanzado a ella.
Su principal problema es que su popularidad está por los suelos. Las ambiciones y arrogancia que ha demostrado incluso después de tener que dimitir tras perder un referéndum constitucional le ha llevado a ser uno de los políticos peor valorados por los italianos. En un sondeo publicado este fin de semana por ‘La Repubblica’, su índice de aceptación estaba en el 23%. Según los analistas, esto podría traducirse en una horquilla del 3% al 5% de los votos en unas hipotéticas elecciones.
Perspectivas futuras
Por tanto, la lógica indica a que seguirá jugando al menos por ahora ese papel de llave de Gobierno entre el PD y el M5E. Dejar caer el Ejecutivo y llevar el país a las urnas sólo le llevaría de nuevo a la irrelevancia. En los próximos meses se deben celebrar varias elecciones regionales, a las que el partido de Renzi no concurrirá. Su perspectiva está, como él mismo reconoce, en las próximas generales y europeas previstas respectivamente para 2023 y 2024.
Aunque llevaba tiempo siendo un verso suelto, la salida del político florentino debilita a un PD cada vez más balcanizado. Las luchas internas provocadas por el ex primer ministro ya provocaron una escisión del ala izquierdista en 2017. Y hoy la coalición de gobierno está apoyada por ese grupo que se desmembró del partido y por el futuro partido de Renzi.
Un amplio número de diputados del PD se planten ahora formar listas conjuntas con el M5E para las próximas elecciones regionales, con las que plantar cara al frente derechista comandado por Salvini. La alianza con los ‘grillinos’, con quienes difieren en la concepción misma de la política y las instituciones, terminaría por desdibujar la socialdemocracia o reformular la izquierda. Italia siempre fue un excelente laboratorio político.