La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, ha vuelto a ordenar el confinamiento de Auckland, la ciudad más grande del país, después de que cuatro miembros de una misma familia hayan dado positivo por coronavirus. Estos no tienen vínculos conocidos con viajeros extranjeros.
Nueva Zelanda había informado de 22 muertes en una población de 22 millones de habitantes y no había registrado transmisiones locales desde el pasado 1 de mayo. Como resultado, el país había disfrutado de una vida prácticamente normal sin medidas de distanciamiento social y con la celebración de eventos culturales y deportivos con público.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) había alabado al país oceánico como un ejemplo por haber conseguido "eliminar con éxito la transmisión comunitaria".
Sin embargo, las autoridades sanitarias advirtieron reiteradamente a la población de que una segunda ola de infecciones era "inevitable". La población de Auckland estará confinada durante al menos tres días desde este miércoles y se imponen algunas medidas de distancia física en el resto del territorio neozelandés. A más de 1,6 millones de personas no se les permitirá salir de sus hogares excepto por razones esenciales.
"Estos tres días nos darán tiempo para evaluar la situación, recopilar información, asegurarnos de que tenemos un rastreo de contactos generalizado para que podamos averiguar más sobre cómo surgieron estos casos y tomar decisiones sobre cómo responder una vez que tengamos más información'', dijo Ardern en una conferencia de prensa. La primera ministra agregó que "todos esperábamos no volver a encontrarnos en esta situación, pero también nos habíamos estado preparando para ella".