¿Qué será de Boris Johnson sin Donald Trump?
Más allá de apoyar el Brexit, el republicano no ha brindado hasta la fecha ningún beneficio tangible, según algunos expertos
El Gobierno británico se enfrenta ahora al reto de construir puentes con Joe Biden, crítico con la salida del Reino Unido de la Unión Europea
El demócrata conoce a Tony Blair, David Cameron y Theresa May, pero nunca se ha encontrado con el actual Primer Ministro conservador
¿Es la victoria de Joe Biden una mala noticia para el Reino Unido? Esta es la pregunta que se hace todo el mundo en este momento y la respuesta parece obvia por el apoyo que Donald Trump ha brindado al Brexit y a “su amigo” Boris Johnson. Sin embargo, algunos han cuestionado esta afirmación e incluso una de las columnistas del diario conservador Daily Telegraph llegó a decir que el Primer Ministro británico deseaba “en secreto una victoria del demócrata”.
El periodista, Nick Cohen, en un artículo de la publicación Foreign Policy, dice que “Trump enseñó a líderes desde Brasil a Hungría que ya no tenían que pretender que eran unos santos. Independientemente de cómo se comportasen, sus bases los aplaudirían. Nadie aprendió la lección mejor que Boris Johnson”.
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“Viviendo en el Reino Unido ha sido muy descorazonador ver lo rápido que las tácticas de Trump eran aceptadas como algo normal”, afirma Cohen, que recuerda “cómo Johnson suspendió el Parlamento supuestamente soberano, en un intento de forzar el Brexit, amenazó la independencia de la Justicia, y dijo que quebrantaría el derecho internacional renunciando a un tratado que firmó con la Unión Europea”.
¿Era Trump realmente un aliado?
Trump “puede parecer el aliado natural de Boris el brexitero”, según el Profesor Anand Menon, director de UK in a Changing Europe, “pero el Reino Unido se iba a enfrentar a retos y oportunidades con uno o con otro”.
Para el comentarista del Financial Times, Gideon Rachman, “algunos no han tenido en cuenta el radicalismo de un segundo mandato de Trump, cuya administración sería menos tolerante con las divergencias entre el Reino Unido y Estados Unidos. Este las había aceptado hasta ahora, pero de ser reelegido prometía ser mucho más duro”.
Y es que el Gobierno británico cree en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el acuerdo del Cambio Climático de París o en la Organización Mundial de la Salud (OMS). Trump no, pero Biden sí. Y es que en política exterior, el partido conservador ha sido tradicionalmente más cercano a los demócratas que a los republicanos. Continúa, por ejemplo, apoyando el acuerdo de Obama con Irán, algo que prometía poner en aprietos a Johnson si Trump hubiese ganado las elecciones.
Empezar de cero
El demócrata ha estrechado la mano de ex primeros ministros británicos, como los conservadores Theresa May y David Cameron o el laborista Tony Blair, y con todos hubo buena sintonía, independientemente de la ideología. Sin embargo, Johnson y Biden nunca se han conocido.
Está por ver cómo se llevan, pero de antemano su impresión no debe de ser muy buena. En plena campaña del Brexit en 2016, el líder tory dijo que el hecho de que Barack Obama fuese “parte keniano” lo hacía anti británico (Kenia fue parte del Imperio británico) y a la ex candidata demócrata Hillary Clinton la describió en 2007 como una “sádica enfermera de salud mental”.
En diciembre de 2019 fue Biden, opuesto al Brexit, quien dio su opinión sobre el líder conservador al que describió como “un clon físico y emocional del Presidente Trump”. De hecho, según Rachman, “algunos conservadores tienen la paranoia de que Biden es anti británico”.
Lo que sí está claro es que tiene raíces irlandesas por parte de madre y es un defensor a ultranza del Acuerdo del Viernes Santo, que selló en 1998 la paz en Irlanda del Norte. Por ello, no va a permitir que Londres haga nada que torpedee dicho proceso de paz o afecte a la República de Irlanda.
Lo que se comenta menos es que también tiene algo de sangre inglesa por parte de padre. Sus ancestros son del condado de Sussex, en el sur del Reino Unido, algo que el Ejecutivo de Johnson promete usar para cortejar al nuevo Presidente.
Acuerdo de libre comercio tras el Brexit
A pesar de la supuesta buena relación con Trump, este, según el profesor Anand Menon, “no ha brindado hasta la fecha ningún beneficio tangible”. La negociaciones para un acuerdo de libre comercio empezaron en mayo e iban por su quinta ronda. Para Rachman, “es en realidad el sector más de derechas de los tories el que se decantaba por Trump porque pensaba que solo él ofrecería un buen pacto para el Reino Unido”.
En ese sentido, está por ver qué pasará con Biden. Para empezar, tocará empezar de cero, pero se cree que este quiere un acuerdo de libre comercio tanto como su predecesor. Según Kate McNamara, profesora de la Universidad de Georgetown, “lo positivo de trabajar con Biden es que su equipo cuenta con burócratas competentes”.
Además, el Reino Unido es el primer inversor en EEUU y este es el primero en aquel. “A largo plazo la administración Biden será mejor para Gran Bretaña”, asegura McNamara.
La “relación especial” acuñada por Churchill
Los medios de comunicación británicos utilizan mucho el término “relación especial” para referirse a los lazos que unen a ambos países. Sin embargo, cada vez hay más voces que cuestionan esta etiqueta que se atribuye a Winston Churchill y de la que los estadounidenses no son conscientes.
Lo que sí está claro es que al Gobierno británico le toca ahora construir puentes contrarreloj porque el próximo 31 de diciembre abandonará la Unión Europea, con o sin acuerdo, y espera que EEUU sea su más fiel compañero en esta nueva travesía. De todas formas, “a pesar de su populismo doméstico, Johnson no tiene intención de extender su revolución doméstica al escenario mundial”, asegura Menon.
De hecho, en la felicitación que el Primer Ministro ha colgado en su cuenta de Twitter ha dejado claro que “EEUU es nuestro aliado importante y espero que trabajemos de manera cercana en las prioridades que compartimos, desde el cambio climático al comercio y a la seguridad”.
Biden es un internacionalista que antepondrá la cooperación global. A diferencia de Trump, querrá recomponer lazos con la UE y verá al Reino Unido como un aliado para reforzar la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la renovación del acuerdo nuclear con Irán, gestionar el crecimiento de China y hacer frente al Presidente de Rusia, Vladimir Putin.
El Gobierno británico va a necesitar a EEUU porque asumirá la presidencia del G7 el año que viene y, a partir de febrero, también la del Consejo de Seguridad de la ONU. Además, albergará en noviembre de 2021 en Escocia la Cumbre de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que ha tenido que posponerse un año por el coronavirus. “El calendario diplomático ofrece al Reino Unido una oportunidad de forjar una relación efectiva con el nuevo presidente”, concluye Menon.