Más de tres años y cinco meses después, el rey de Marruecos, Mohamed VI, y el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, volverán a verse las caras este jueves en el Palacio Real de Rabat, y lo harán en un encuentro que, en pleno mes sagrado de ramadán, servirá para sellar simbólicamente el fin de la crisis que ha marcado las relaciones bilaterales en el último año y medio.
Durante todo este período, desde el inicio del desencuentro hasta el comienzo de la luna de miel, Marruecos ha marcado siempre el pasado: la crisis comenzó con el enfado de Rabat por el apoyo del entonces vicepresidente Iglesias al referéndum de autodeterminación saharaui y las maniobras diplomáticas españolas en la UE contra el reconocimiento de la soberanía marroquí del territorio por parte de la Administración Trump a finales de 2020 y se dio por superada solo cuando el presidente del Gobierno español manifestó en una carta al soberano alauita fechada el 14 de marzo pasado su respaldo expreso al plan de autonomía de Rabat –calificado como “la base más seria, creíble y realista para la resolución” de la disputa- para la que fuera colonia española hasta febrero de 1976.
“En esta ocasión su majestad el rey tendrá conversaciones oficiales con su excelencia el presidente del Gobierno español. El rey ofrecerá un iftar (la primera comida del día durante el Ramadán, con la puesta del sol) en honor a su ilustre huésped”, aseguraba escuetamente la nota emitida por el Palacio Real marroquí en la tarde de este martes. Las intensas lluvias y las frescas temperaturas registradas en la capital marroquí obligarán –a diferencia de la última visita de don Juan Carlos y don Felipe durante el Ramadán- a evitar los bellos patios y jardines del complejo palatino y optar por interiores.
No hubo de la parte española comunicación oficial por escrito aunque sí confirmación del ministro de Exteriores, José Manuel Albares -que acompañará a Sánchez a Rabat-, al término del Consejo de Ministros de este martes. El jefe de la diplomacia española, que tenía previsto un encuentro con su homólogo marroquí Nasser Bourita el pasado viernes en la capital marroquí –cancelado a instancias del soberano en la víspera; había más de 1.500 invitados a la posterior recepción de la Embajada española-, destacó este martes que el hecho de que Mohamed VI invite a alguien externo al círculo familiar al iftar debe considerarse como “un signo de amistad muy fuerte por parte del rey”.
De vecinos hostiles, a amigos íntimos. Así se escribe la historia. No en vano, Albares ha tenido que esperar casi nueve meses desde su nombramiento como ministro de Exteriores –en sustitución de Arancha González Laya, bestia negra de Rabat por el caso Ghali- para poder encontrarse cara a cara –virtual o físicamente- con el jefe de la diplomacia marroquí.
El veto marroquí no solo afectó al inquilino de Santa Cruz: ningún representante marroquí mantuvo encuentro público alguno con españoles en casi un año (la excepción fue la conversación que mantuvieron, según Moncloa –desde Marruecos no se dieron por aludidos y tampoco hubo testimonio gráfico-, Sánchez y Bourita en los márgenes de la Cumbre UE-UA del pasado 18 de febrero en Bruselas). La última vez fue exactamente el 23 de febrero de 2021, cuando Bourita y González Laya se vieron las caras en una fría reunión telemática.
Mucho ha llovido desde entonces, y una de las víctimas del temporal diplomático bilateral han sido más de dos años de cierre de fronteras. Justamente la “nueva etapa” que inician los dos vecinos comenzará a concretarse con la previsible apertura de fronteras terrestres entre los dos países (clausuradas en el mes de marzo de 2020). Aunque Marruecos siempre alegó razones sanitarias para mantener cerradas las fronteras, lo cierto es que, paralelamente, los cielos marroquíes han permanecido abiertos para los turistas de todo el mundo –de manera intermitente, eso sí- una parte importante del período pandémico.
En este sentido, todo apunta a que la primera gran medida que se anuncie en la cita de mañana o fechas inmediatamente posteriores será el restablecimiento de las rutas marítimas entre los puertos españoles y los marroquíes (que dará el pistoletazo de salida a los preparativos de la Operación Paso del Estrecho). Para la apertura de los pasos fronterizos entre Marruecos y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla los plazos son mucho más difusos, por lo que se espera aún una demora de varias semanas y hasta meses (siendo junio un horizonte probable). En las últimas jornadas ya se ha producido otro importante avance, concretamente el pasado día 22 de marzo: el comienzo de las repatriaciones a Marruecos de migrantes llegados a las islas Canarias desde el país magrebí. Con todo, el formato de la cita –un iftar en la noche de Ramadán- anticipa un encuentro que tendrá más de simbólico que de reunión de trabajo.
No es la primera vez que las autoridades españolas son recibidas en Marruecos en pleno Ramadán (que este año comenzó el pasado domingo). Pocos meses después de la abdicación de don Juan Carlos, el 15 de julio de 2014, el rey de Marruecos –acompañado por su esposa, Lalla Salma, de la que se divorciaría en 2018- celebró junto a los reyes don Felipe y doña Letizia un iftar en los jardines del Palacio Real de Rabat. Don Felipe aprovechó aquella visita –la primera de su reinado fuera de la UE y también la primera a Marruecos; después vendría una gira de dos días en febrero de 2019- para firmar el acuerdo de pesca entre Marruecos y la Unión Europea. Exactamente un año antes, el 17 de julio de 2013, don Juan Carlos –sin la compañía de doña Sofía y sí de unas muletas- cursaría la última visita a Marruecos de su reinado también en pleno Ramadán.
El iftar o ftur –en árabe marroquí- que compartirá mañana la delegación española con el soberano alauita es la comida que rompe el ayuno cada noche del mes sagrado. Según la tradición marroquí, en la mesa no deben faltar la tradicional sopa de legumbres y carne conocida como harira, los pastelitos rellenos de verduras, los tayines –guisos de carne y verduras-, el cordero asado, los huevos duros, los dátiles y las frutas, así como los dulces de miel y almendra. Todo ello acompañado de té a la menta, leche y zumos y batidos de frutas.
La primera y única visita a Marruecos del actual presidente del Gobierno de España se produjo el 19 de noviembre de 2018. Como lo va a ser la de mañana, se trató de una visita relámpago en la que, acompañado por el ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska, Pedro Sánchez fue recibido en Rabat por el rey Mohamed VI. También en aquella ocasión Sánchez se reunió con el anterior primer ministro, el islamista Saadeddine El Othmani (quien aseguraba en un tuit fechado el pasado día 3 de abril –acompañado por una fotografía el encuentro que mantuvo con Sánchez en noviembre de 2018- que la nueva posición española sobre el Sáhara suponía un “giro histórico, muy importante”).
La cita estaba prevista desde la llegada de Sánchez a la presidencia en junio de 2018, pero no pudo concretarse hasta el citado 19 de noviembre. El actual jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares, estuvo también presente en aquella visita de la delegación española a Rabat en calidad de secretario general de Asuntos Internacionales en el Gabinete del presidente del Gobierno. Aunque en Marruecos no gustaba nada la posición de Unidas Podemos respecto a la cuestión saharaui, la cita entre Mohamed VI y Sánchez estuvo marcada por la cordialidad y las buenas palabras.