La vacuna rusa contra el coronavirus, Sputnik V, ofrece una eficacia del 91,6% contra la enfermedad sintomática; una protección que en mayores de 60 años es muy parecida y se eleva al 91,8%, según un análisis publicado por Lancet.
Unos prometedores resultados que llegan después de un inusual desarrollo de la vacuna. Como bien recogen en el estudio, se ha criticado la vacuna rusa por "una premura impropia, atajos o falta de transparencia", pero, a pesar de todo ello el resultado que presenta "es claro y se demuestra el principio científico de la vacunación".
Rusia fue el primer país en anunciar el registro de una vacuna contra la COVID-19, y lo hizo entre el escepticismo de la comunidad científica mundial y de muchos países por no haberse hechos públicos los detalles de las pruebas clínicas para comprobar su efectividad.
A pesar de todo ello, el jefe del Kremlin siempre ha mantenido, desde el primer momento, que la vacuna rusa es "eficaz".
El pasado 17 de diciembre, el presidente prometió que se vacunaría "sin falta, apenas sea posible", contra la covid-19, en su tradicional rueda de prensa anual.
"Yo atiendo a las recomendaciones de nuestros especialistas y por eso por ahora no me he puesto la vacuna, pero lo haré sin falta cuando sea posible", dijo el jefe del Kremlin al contestar a un pregunta sobre si había vacunado.
Explicó que la vacuna que se emplea en la campaña de vacunación el país, la Sputnik-V, está aprobada para un determinado grupo de edad, de 18 a 60 años.
"A la gente como yo la vacuna todavía no llega", dijo Putin, que el 7 octubre pasado cumplió 68 años.
A pesar de esa promesa, su vacunación todavía no ha llegado y el presidente argentino Alberto Fernández, convertido en el primer mandatario latinoamericano en inmunizarse, se ha vacunado con la inyección rusa antes que el propio Putin.
El ministro de Sanidad, Mijaíl Murashko, precisó que el presidente no puede decidir por su cuenta y riesgo cuándo vacunarse. "Él mismo dijo que se vacunará, pero que será él quien comunique cuándo y cómo tendrá lugar", dijo.
Contra todo pronóstico, el pasado 11 de agosto, Rusia anunciaba el registro de su vacuna: "Esta mañana, por primera vez en el mundo, se ha registrado una vacuna contra el nuevo coronavirus. Sé que funciona bastante bien, genera una fuerte inmunidad, y repito, ha pasado todos los controles necesarios",
Putin confirmó además que una de sus hijas ya había participado en los ensayos de la vacuna. "Una de mis hijas se aplicó esta vacuna. Creo que participó en los experimentos", narraba el mandatario, reconociendo que a él mismo le había sorprendido la noticia.
No salió a la luz cual de sus dos descendientes fue la que se inyectó el fármaco, Maria o Katerina. El político dio normalidad a los síntomas registrados por su hija, con fiebre de 38°C, tras la inoculación.
Un proceso que terminó el pasado 27 de agosto cuando la joven recibió la segunda dosis de la vacuna y terminó su proceso de inmunidad. "Gracias a Dios, mi hija está bien", concluía presidente de la Federación.
Otra de sus excentricidades a lo largo del desarrollo de esta vacuna se ha basado en esa confianza plena en 'Sputnik V'. Tal era su confianza que ya el pasado septiembre se la ofrecía de forma gratuita a la ONU para que protegiese a todos sus empleados.
En su mensaje en video a la Asamblea General, Putin apuntó que su Gobierno estaba listo para ofrecer a Naciones Unidas toda la asistencia necesaria, lo que incluye vacunación gratis para todo el personal que lo desee.