Faltan poco más de quince días para la salida del Reino Unido de la Unión Europea y el país se acerca poco a poco hacia el precipicio al que está abocado al finalizar la jornada del próximo 31 de diciembre. Después de semanas de intensas negociaciones esta vez ambas partes no han impuesto una nueva fecha límite, aunque la sensación de urgencia es clara.
Bruselas pide a Londres que cumpla las normas comunitarias en cuestiones como los derechos de los trabajadores, la protección del medio ambiente y, especialmente, las ayudas estatales (los subsidios que los gobiernos dan a las compañías). El Gobierno británico defiende que el Brexit significa dejar de seguir las reglas de la UE y pide que “se respete su soberanía”.
En este caso la soberanía vuelve a ser la línea roja. El Reino Unido desea recuperar parte de ese negocio y asegura que sus barcos tendrán prioridad a partir del 1 de enero. La disputa no tiene que ver solo con el acceso; el Ejecutivo conservador quiere una proporción mayor de la cuota para los británicos; y decidir no solamente dónde pescar sino qué pescar.
Bruselas pide acceso a las aguas británicas a cambio de que el Reino Unido pueda acceder al mercado europeo en el que quiere vender sus productos sin que se apliquen aranceles ni impuestos. El año pasado alrededor de tres cuartas partes de las exportaciones de pescado del Reino Unido fueron a la UE.
El Primer Ministro británico, Boris Johnson, ha dicho que “todavía están muy alejados en cuestiones clave”, pero donde “hay vida hay esperanza” y van a seguir conversando. Ha confirmado también que el Reino Unido “no se va a levantar de la mesa” de negociaciones, pero ha insistido en que el país tiene que “estar preparado el 1 de enero para los términos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) o de Australia”.
Pero, ¿a qué se refiere con el modelo australiano? Australia comercia con la UE siguiendo las reglas de la OMC. No tiene un acuerdo de libre comercio (sí con sus vecinos), aunque ha firmado una serie de acuerdos para facilitar, por ejemplo, las exportaciones de vino.
El ex primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, ha advertido al Gobierno británico que la relación comercial entre Australia y la UE “no es satisfactoria” y “no se la desea al Reino Unido” porque tiene “algunas barreras muy importantes, especialmente en el comercio de productos agrícolas”.
También hay que tener en cuenta que Australia está muy lejos de Europa y la UE no es tan importante para ésta como lo es para el Reino Unido.
¿Qué supone el denominado No Deal BrexitLa salida de la UE supondrá un cambio enorme para el Reino Unido, pero si además se produce sin acuerdo que defina su relación futura, el cambio será todavía más abrupto. Entre otros detalles, a la Policía le preocupa, por ejemplo, no tener acceso de repente a las bases de datos de registros criminales, y a las empresas el hecho de que los productos que exportan e importan sean objeto de aranceles.
La incertidumbre y la inminencia de la salida está dificultando que los negocios puedan realmente planificar. El que fuera jefe de Comunicación del ex primer ministro Tony Blair, Alastair Campbell, ha criticado a Johnson “por pedir a las empresas que se dirijan a la web del Gobierno para saber cómo prepararse” para una salida a las bravas. Y es que “hay demasiadas preguntas que todavía no tienen respuesta”.
Algunos supermercados, a los que el Ejecutivo ha pedido que hagan acopio de alimentos por si acaso, se están planteando transportar los productos por aire en lugar de por mar y tierra para evitar un posible atasco en puertos como el de Dover. Sin embargo, eso encarece el proceso y repercutiría en el consumidor. Otras empresas están considerando incluso, según la BBC, evitar el comercio entre el Reino Unido y la UE durante las tres primeras semanas de enero.
Mientras tanto, lo equipos negociadores liderados por David Frost y Michel Barnier respectivamente continúan dirimiendo diferencias. Y el tiempo apremia porque, además, el acuerdo deberá ser ratificado por los parlamentos europeo y británico.