La permisividad que también las autoridades muestran hace que la trata de blancas se entienda como un negocio sin igual en la región. El mayor ejemplo de ello es la figura de los llamados "padrotes", presentes sobre todo en México.
Los 'padrotes' son un tipo de explotadores sexuales cuya técnica consiste básicamente en enamorar a las mujeres a las que pretenden extorsionar, para luego obligarlas a prostituirse. El maltrato psicológico es el arma más potente de estos individuos.
La vida de estas mujeres 'enamoradas'
Lujos, estabilidad sentimental y dinero a cambio de nada es la falsa promesa que todas las victimas creen hasta que "son obligadas a mantener relaciones sexuales hasta 30 y 40 veces al día", indica el expadrote Jesús Enrique Hidalgo Garfias al periódico español 'El Mundo'.
Garfias reconoce que su único fin era obtener de las mujeres tanto dinero como fuese posible sin importar las consecuencias psicológicas o físicas que eso conllevase, aplicando el lema "el fin justifica los medios". En muchas ocasiones sus víctimas ni siquiera sabían que estaban dentro de una red de trata de blancas.
El expadrote también afirma que el tiempo máximo establecido por encuentro sexual, denominado "rato", no debe superar los 12 minutos. Si esto sucede, las mujeres reciben severas palizas. Además, ni un solo dólar de todo el dinero que se obtiene gracias a su explotación llega a manos de estas mujeres.
Las mujeres jóvenes cuya situación económica y personal no pasa por su mejor momento son los objetivos principales de los padrotes, ya que su debilidad emocional les hace creer más fácilmente las mentiras de los proxenetas.