Se cumple un año desde que Estados Unidos fue escenario de uno de los episodios más llamativos que ha dejado tras de sí 2021, el asalto de una excéntrica y violenta turba de simpatizantes del expresidente Donald Trump al corazón de su democracia, el Capitolio en Washington. En este aniversario, son muchos los que se preguntan qué fue de los protagonistas de aquel triste episodio que conmocionó al mundo.
Jacob Chansley, conocido como el 'Chamán de QAnon', fue la cara más visible del asalto y la imagen que trasladó al mundo la locura de aquella acción protagonizada por radicales.
Chansley fue condenado recientemente a 41 meses de prisión por su participación en el asalto. El Departamento de Justicia había solicitado una condena de prisión ejemplar para él, sabedor de que había sido una de las figuras más reconocibles del asalto, en el que destacó por encima de todo su atuendo bovino.
Chansley no solo ha sido la "cara pública de los disturbios del Capitolio", sino que además, megáfono en mano, relatan los fiscales, "espoleó a la multitud para exigir la expulsión de los legisladores" que en ese momento se encontraban dentro del edificio.
En la cámara del Senado, recuerdan, tuvo tiempo para dejar una nota de su puño y letra en el escritorio del por entonces vicepresidente, Mike Pence, en la que se podía leer, "es sólo cuestión de tiempo. La justicia está cerca", antes de forcejear con los agentes que se afanaban por sacar del edificio a todos los alborotadores.
Richard Barnett, más conocido como Bigo, tiene 60 años y procede de Gravette, en el estado de Arkansas. Es líder de un grupo defensor del derecho a llevar armas. Tras profanar el despacho de la representante del pueblo estadounidense, se vanagloriaba de sus actos entre los medios concentrados en el exterior del Capitolio.
Barnett ha sido acusado de complicidad, conducta desordenada en un edificio del capitolio, desfilar o manifestarse en un edificio del capitolio y también por robo de propiedad del gobierno por sus presuntas acciones el 6 de enero.
Desde el primer momento se declaró inocente de todos los cargos cuando compareció por primera vez en el tribunal y estuvo detenido sin derecho a fianza.
Adam Christian Johnson, de 36 años, fue detenido poco después de protagonizar otra de las imágenes más icónicas del asalto, su despedida llevándose el atril de la Cámara de Representantes.
Además de esa foto viral, Johnson también transmitió un vídeo en vivo por Facebook mientras caminaba por los pasillos del Capitolio. Su página de Facebook fue posteriormente eliminada.
Johnson vive en Parrish con su esposa y cinco hijos. Según cuenta El Diario, la pena máxima que le puede caer es un año de cárcel y multa de 90.000 euros. Dice que quiere escribir un libro.
A Devlyn Thompson lo vimos todos empujar con violencia las líneas de defensa de la Policía del Capitolio. Con sus arengas logró romper el cordón policial lo que fue determinante para acelerar el asalto.
Su actitud violenta, llegó a arrojar un megáfono que hirió a otro asaltante causó heridas a varios defensores de la institución. Devlyn Thompson fue sentenciado a 46 meses de prisión después de que se declarara culpable el pasado 6 de agosto de agredir, resistirse y obstaculizar a los agentes de la Policía mientras usaba un arma peligrosa, informó el Departamento de Justicia (DOJ) en un comunicado. Usó una porra de metal que había recogido del suelo para intentar golpear una lata de gas pimienta que portaba en su mano un oficial y evitar así que rociara a los asaltantes..
La Justicia de Estados Unidos ha condenado a ocho meses de prisión a Paul Allard Hodgkins por el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, la que es la primera condena por un delito grave impuesta a un participante en el incidente.
En concreto, Paul Allard Hodgkins se declaró culpable del cargo de obstrucción de un procedimiento oficial --el asalto tuvo lugar cuando el Congreso celebraba una sesión conjunta para ratificar la victoria de Joe Biden en las elecciones--, que puede acarrear una sentencia máxima de 20 años de prisión.
Desde que comenzaron las investigaciones, más de 725 personas han sido acusadas por el Departamento de Justicia por su implicación en aquellos incidentes, algunas de las cuales forman parte de peligrosas y milicias de extrema derecha fuertemente armadas, como Proud Boys y Oath Keepers, mientras que el comité especial de la Cámara de Representantes ha tomado declaración a decenas de colaboradores de Trump.
El FBI ha señalado que hay detenidos de casi cada uno de los cincuenta estados que conforman el país. La principal acusación que han presentado los fiscales es la de ingresar de manera ilegal en un lugar restringido, unos 640; mientras que hay 225 personas con cargos de agresión o resistencia a la autoridad.
Por el momento, unas 165 personas se han declarado culpables de al menos alguno de los cargos de los que han sido imputados, mientras que 70 ya han recibido alguna condenada, de las cuales 31 han sido encarceladas, entre ellos Robert Scott Palmer, castigado con la pena más grande hasta ahora, cinco años entre rejas por agredir a varios policías durante el tumulto.
Uno de los últimos documentos, de los más de 35.000 que ya tiene en su poder la comisión, es un "plan estratégico de comunicación" de 22 páginas facilitado por Bernard Kerik, antiguo comisionado de la Policía de Nueva York y amigo del otrora abogado de Trump, Rudolph Giuliani, con el que destapar supuestos casos de fraude electoral y "educar" e "inspirar" a la opinión pública para que exijan a los congresistas a no reconocer el triunfo de Biden.
En vísperas del aniversario de estos hechos, la comisión, con presencia de algunos republicanos como la repudiada Liz Cheney, está a la espera de conocer si finalmente el Tribunal Supremo de Estados Unidos bloqueará a petición de Trump el acceso a los registros de las actividades y reuniones que se tuvieron lugar aquellos días en la Casa Blanca.
Trump y los suyos se han encargado de entorpecer las investigaciones de esta comisión amparándose en el privilegio legislativo del primero, aunque algunas personas de su círculo más cercano como Steve Bannon o el que fuera jefe de su gabinete Mark Meadows ya han sido acusados por desacato al Congreso.
Ahora, la comisión, que espera tener listas sus conclusiones finales antes de las elecciones legislativas del mes de noviembre, espera iniciar una fase más pública del proceso, con la difusión a través de los medios de comunicación de las siguientes comparecencias, entre las cuales no descartan que estén las del propio Trump y la del que fuera su 'número dos', Mike Pence.