Las piscifactorías de la (nueva) discordia entre España y Marruecos
Rabat ha construido una piscifactoría en aguas del archipiélago español y licita la instalación de dos más cerca de Melilla. Aunque estaba advertido desde hace meses, el Gobierno de España presentó hace dos semanas una queja a la Embajada marroquí
La cancelación de la visita del ministro marroquí de Exteriores Nasser Bourita a Barcelona frustra el primer encuentro en persona con el titular español José Manuel Albares
Tres piscifactorías –una ya operativa y dos en fase de licitación- vuelven a emponzoñar las relaciones entre Marruecos y España. En plena crisis con España el pasado mes de mayo, Marruecos comenzó a instalar una de estas granjas acuícolas en aguas del archipiélago de Chafarinas, lo cual provocó la protesta oficial de las autoridades españolas hace dos semanas. Ahora prepara la construcción de dos más no lejos de allí, esta vez en aguas de Melilla y en plena ruta del ferry que une la ciudad autónoma con Almería.
Aunque el discurso del rey Mohamed VI el día 20 de agosto, en el que anunciaba una “nueva etapa inédita” en las relaciones bilaterales hacía pensar que la normalización era cuestión de semanas o meses, lo cierto es que desde Marruecos no acaban de producirse gestos definitivos que evidencien una voluntad de sellarla. La embajadora de Rabat en Madrid, Karima Benyaich, no ha vuelto a la capital de España desde su retirada en mayo y ni siquiera los ministros de Exteriores de los dos países se han visto en persona desde que todo saltara por los aires con la crisis de Ceuta. El proceso sigue encallado.
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En un gesto poco habitual con Marruecos –pues la norma es evitar las fricciones con el país magrebí-, hace dos semanas el Gobierno de España protestó formalmente con la entrega de una nota verbal a la Embajada marroquí en Madrid por la instalación de la piscifactoría en aguas de las islas Chafarinas sin contar con los permisos pertinentes. Las jaulas, colocadas el pasado verano, se sitúan a unos pocos centenares de metros de la isla del Congreso.
Al tiempo, el Ministerio de Transportes español ha abierto una investigación a una sociedad española con sede en Tarragona por haber suministrado e instalado a la empresa concesionaria marroquí, Mediterranean Aquafarm, material –concretamente jaulas- para la construcción de las citadas granjas acuícolas marroquíes. La empresa española se enfrenta a la posibilidad de ser sancionada. Con todo, no ha habido ninguna manifestación pública por parte de miembros del Gobierno de España, que prefiere mantener el perfil bajo para no enfadar más a Marruecos, en relación a la cuestión. Fuentes de la Armada, según Europa Press, habían advertido “hace meses” al Ejecutivo español de la instalación de la estructura en aguas del archipiélago. El proyecto figura en la web de la Agencia Nacional marroquí para el Desarrollo de la Acuicultura.
Por otra parte, como desvelaba la pasada semana El Confidencial, Marruecos ha licitado el proyecto de dos piscifactorías más en el trayecto del ferry que une la ciudad autónoma de Melilla con Almería, concretamente a 1,8 kilómetros de la ciudad autónoma y a unos treinta kilómetros de donde las autoridades marroquíes han instalado la otra. PP y Vox de Melilla han pedido al Gobierno de España que actúe “para que no pase como en Chafarinas, para que haya respuesta española desde el primer momento”, en palabras del representante de la formación de Abascal en Asamblea de la ciudad autónoma, Javier da Costa.
El buque Infanta Cristina patrulla las Chafarinas
Además, tras la protesta del Gobierno de España el buque Infanta Cristina patrulló la semana pasada el archipiélago español. Desde el Estado Mayor de la Defensa se quiso enviar un mensaje público y explícito a Marruecos: “Con sus 88 metros de eslora y 90 tripulantes, el patrullero Infanta Cristina continúa realizando presencia naval en las inmediaciones de las islas Chafarinas dentro de las Operaciones Permanentes, garantizando así la seguridad en aguas de soberanía nacional”, rezaba un tuit del publicado el pasado 24 de noviembre.
Según información del portal Infodefensa, el Infanta Cristina salió al mar el pasado 16 de noviembre para “realizar vigilancia y seguridad de los espacios marítimos de soberanía nacional en el sur peninsular, dentro de las operaciones permanentes de las Fuerzas Armadas”, y terminará el 30 de noviembre la operación.
Situado a 3,5 kilómetros de la costa norteafricana, el archipiélago de las Chafarinas –que integran las islas de Isabel II, el rey y la citada del Congreso, con sus 52,5 hectáreas, es una de las plazas de soberanía española desde 1848. Marruecos no reconoce aguas territoriales a las plazas españolas, incluidas Ceuta y Melilla, aunque hasta ahora lo había respetado.
Marruecos protestó en 2012 contra el despliegue de la Guardia Civil en el archipiélago español que el Gobierno de Mariano Rajoy justificó con la lucha contra el narcotráfico y la inmigración ilegal, como recuerda el digital marroquí Le Desk. El entonces ministro de Exteriores marroquí –después primer ministro- Saadeddine El Othmani convocó al embajador español en Rabat, Alberto Navarro, para exigirle explicaciones por la decisión adoptada por el ministro del Interior a la sazón, Jorge Fernández Díaz.
Silencio marroquí
Por ahora desde Rabat no se ha hecho alusión pública alguna a la crisis de las piscifactorías. Salvo alguna excepción, los medios marroquíes se han limitado a recoger la información aparecida en la prensa española en torno a la protesta del Ejecutivo de Pedro Sánchez. “Advirtamos que es el mundo al revés, sabiendo que este archipiélago, denominado en el lado marroquí ‘al-Jouzour al-Jaafariya’, se encuentra a tres kilómetros de las costas de África y está abiertamente ocupado desde 1848”, afirmaba la columnista del digital Le360 Mouna Hachim.
Como viene siendo habitual desde que comenzara la crisis bilateral, Marruecos ha hablado con rotundidad con sus silencios y acciones, sin necesidad de notas escritas ni alocuciones ministeriales. Las autoridades del país vecino siguen esperando hechos palpables del Gobierno de Pedro Sánchez. Desde que hace casi un año la Administración Trump reconociera la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, Marruecos espera de España un acercamiento a sus posturas. La hospitalización del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, en un hospital de Logroño la pasada primavera terminó por exasperar a Rabat. Y las heridas siguen abiertas hasta hoy.
Tampoco hubo encuentro Albares-Bourita en Barcelona
Por lo pronto, este lunes no se produjo el esperado encuentro entre los titulares de las diplomacias marroquí y española en Barcelona. Todo hacía pensar que el ministro de Exteriores español José Manuel Albares y su homólogo marroquí Nasser Bourita coincidirían por primera vez en persona en el marco de la reunión ministerial del foro de la Unión por el Mediterráneo en la capital catalana. También excusó su ausencia el ministro de Exteriores argelino, Ramtane Lamamra. Desde el pasado 24 de agosto Argelia y Marruecos no mantienen relaciones diplomáticas oficiales.