El debate, dice Yolanda Díaz desde Roma, “no es de metodología”, como insistía la ministra de economía Nadia Calviño, es un debate sobre los asuntos fundamentales que condicionan la vida de los trabajadores y que rige una reforma laboral.
Vuelve sobre los contenidos y ha instado al Gobierno a abrir de nuevo la conversación, pero no esconde su sorpresa. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social estaba convencida de que el tema de la derogación de la reforma laboral del PP, adalid de su cartera, era un escollo superado ya en dos ocasiones precedentes, pero asegura que en este momento no peligra su aprobación a final de año ni la salud de la coalición.
Durante la tarde romana y sentada al lado de su homónimo italiano, Andrea Orlando, Díaz intentaba transmitir un mensaje de calma y tranquilidad y mostrar su compromiso de diálogo, hablaba con claridad y convicción sobre lo que con esperanza quiere que se culmine en los próximos meses.
Eso no quita su cansancio, ha sido un debate duro con los agentes sociales en el seno del Gobierno pero está tranquila, sabe que los acuerdos, aunque ahora parezcan ponerse en duda en algunos círculos del PSOE, están avalados por Europa. “Ayer mismo tuve una conversación con Gentiloni y no observamos ningún obstáculo”.
Apela también a todos los pasos ya dados durante este tiempo desde su cartera como la aprobación de la ‘Ley rider’. Se mantiene distante de las posturas personalistas que protagonizado los enfrentamientos de las últimas horas y dice “lo importante no es el quién, sino el qué” refiriéndose a que la voluntad única de avanzar en “derechos para los trabajadores”. Piensa en las “Kellys”, entre otros muchos sectores, que quieren saber cuál es su futuro laboral, no quién ni cómo se llega a ese marco legal.
Su trabajo en la mesa de debate por la reestructuración del sistema laboral español es claro, Díaz muestra su compromiso político con el Gobierno y personal y ético para que “en mi país no gobierne nunca la extrema derecha”. Ha hecho referencia en su intervención ante la prensa en la capital italiana a la clara intención de que el ley laboral española “deje de ser una anomalía de precariedad dentro de la Unión Europea”.
Su propuesta es ambiciosa, ella lo sabe, dice que es algo mucho más profundo que una derogación, pero su convicción es determinante y así lo reconocen también sus interlocutores, declara. “Siempre soy la última en levantarme de una mesa, en nombre de España siempre trabajo para alcanzar un acuerdo”. Eso implica que no pone líneas rojas ni las ha puesto, según responde a NIUS.
Para Yolanda Díaz no peligra el acuerdo ni peligra el Gobierno, ambos seguirán su curso, a pesar de que ahora se haya levantado revuelo. “No hay otra alternativa”, insiste. Basa su convicción en defender “el diálogo social que existe” y que explica por qué se acabará dando luz verde al acuerdo.
Remarca además que la lectura con los agentes sociales sobre la situación laboral en España es compartida y que eso ha facilitado avanzar. Las dudas son al mirar en el entorno de la coalición quien cuestiona pasos ya dados con anterioridad y que solo ralentizan un proceso que, se espera, acabará culminándose sí o sí.
Este miércoles la ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda visitará la CGIL, el histórico sindicato comunista italiano agredido hace unas semanas por los manifestantes anti vacunas con infiltraciones fascistas. Díaz ha declarado sobre aquel ataque que “estamos viviendo momentos convulsos, no se agrede a un sindicato por casualidad, estamos en una Europa que se mueve complejidad”. Ella no se mueve de su convicción clara de luchar contra los radicalismos de derechas y va a hacerlo a través de un nuevo marco laboral para España.