Se trata de una técnica poco común pero que es pionera es este país y que trata de poner en contacto a la madre con su hijo en el momento del parto y que ella participe en su extración. Con la cesárea, la parturienta está aislada mediante una sábana quirúrgica de su bebé sintiéndose vacía y sin contacto físico con su hijo.
Para evitar esa sensación se ha puesto en marcha, principalmente en Australia esta técnica que consiste en una incisión quirúrgica realiza por especialista a través de la cual la madre que no está aislada visualmente interviniendo en el proceso de traer al mundo a su bebé.
Este ha sido el caso de Gerri según cuenta el Daily Mail. Cuando lo planteó a su familia hubo muchas dudas. Su marido fue el primero que pensó que sería una fuente de problemas. Pero su determinación para participar de una forma más intensa en el parto de sus hijos fue determinante y así se lo hizo saber a todos cuando dijo, "es mi cuerpo, es mi parto, es mi bebé".
Su ginecólogo también dudó al principio pero pronto cedió ante la convicción de Gerri y tan solo tuvo que cambiar los protocolos de actuación en el quirófano que tenían establecidos para su parto.
El día señaldo era el pasado 22 de diciembre. Gerri ingresó en el Hospital John Hunter de Newcastle, en Nueva Gales del Sur e inmediatamente le fue aplicada la anestesia epidural. Tras ponerle unos guantes especiales en ambas manos y llegado el momento, recibió la orden de alargar sus brazos para llegar hasta el interior de su vientre.
Guiada por los especialistas, Gerri, trajo al mundo a Matilda, la primera de la gemelas y la colocó sobre su pecho. Pasado un minuto le ordenaron, "¡venga a por la otra!" y así fue como nació la segunda, Matilda.
Cuenta, Gerri que ese fue el momento más maravilloso, "como si hubiese sido un parto natural", asegura.