No es la única, pero es un espejo en el que mirarse. La imagen del sacrificio de muchos par acabar con el coronavirus que contrasta con la escasa capacidad de otros de quedarse en casa. Un esfuerzo incomparablemente menor. En abril del año pasado, seis meses después de que se casara, la doctora Yap Choon Fong se enteró de que estaba embarazada. La historia la cuenta el diario Star y es todo un ejemplo.
Yap Estaba encantada de ser madre, pero por otro lado estaba llena de temor ya que acababa de ser transferida a la unidad Covid-19 en la clínica de salud del gobierno en Bukit Mertajam, Penang.
Los temores de la oficial médica de 30 años no eran infundados, ya que su trabajo requería que tomara muestras de personas posiblemente infectada en la clínica. “Mi familia y amigos también estaban preocupados por mi riesgo de exposición. De hecho, me aconsejaron que solicitara un traslado a otra unidad, pero me negué porque estábamos experimentando una escasez de personal en la clínica. Era consciente de que, no debía ser egoísta. Luego dejé de lado mis miedos y seguí sirviendo para luchar contra la pandemia”, ha manifestado la doctora.
La doctora Yap permaneció en la unidad Covid-19 hasta que llegó a las 24 semanas de embarazo, después de lo cual fue puesta de guardia en la clínica diaria habitual del mismo centro de salud.
Como todos los demás trabajadores de la salud, se puso equipo de protección personal y observó los procedimientos operativos estándar mientras trabajaba. Si bien su embarazo transcurrió sin incidentes, salvo por el riesgo de exposición al coronavirus, la joven médica no se dio cuenta de la "tormenta" que la esperaba después de que dio a luz a un bebé sano en un hospital privado de Penang el 29 de octubre del año pasado.
"Tres días después de mi parto, recibí una llamada del hospital diciendo que el anestesista que me dio la epidural (para aliviar el dolor durante el parto) había dado positivo por coronavirus. Por supuesto, me quedé petrificada cuando escuché esto", dijo. Yap, que entonces estaba amamantando a su recién nacido, se vio obligada a someterse a una cuarentena de dos semanas durante la cual tuvo que cuidar a su bebé sola.
"Mi esposo y mi familia me apoyaron mucho y me brindaron apoyo moral a través de videollamadas", dijo. Afortunadamente, dio negativo al final del período de cuarentena, pero la experiencia de pasar por el proceso de detección le permitió comprender a los enfermos. "Nuestro trabajo requiere que sirvamos a la comunidad, y eso es lo que hice". Agregó que el buen trabajo en equipo, una actitud positiva y el apoyo de los compañeros del personal ayudaron a aliviar sus niveles de estrés y ansiedad mientras realizaba sus tareas. Todo salió bien y su ejemplo ya es compartido en las redes.