Hayden Marshall--Inman, de Nueva Zelanda, trabajaba como guía turístico en la isla el lunes cuando entró en erupción el volcán en la que murieron seis personas. El hombre predijo su muerte y temía que algo podía ocurrirle ante la sensación de que corría peligro. Así se lo comentó a un grupo de turistas el pasado mes de septiembre cuando les contó que pasaba miedo en su trabajo cada día y que en cualquier momento podía haber una explosión de lava, como la que ocurrió.
Las autoridades neozelandesas han abierto una investigación criminal para saber si la desgracia podía haberse evitado. 47 personas se encontraban en la isla de Whakaari White cuando su volcán en erupción estalló el lunes, explicó John Tims, inspector de la policía nacional, en una conferencia de prensa el martes por la tarde. Además de los seis fallecidos, otras 31 personas permanecen en hospitales y otros ocho aún siguen desaparecidos.
Tims dijo que la investigación se centraría en las compañías de turismo que llevaron a las personas a la isla, aunque "todavía es temprano, por lo que tendremos que analizar las pruebas, hablar con las personas y llevar a cabo la investigación". Además se realizará una inspección laboral, de condiciones de seguridad, realizada por el ente público de trabajo en Nueva Zelanda.
Una treintena de heridos permanecen en grave estado -algunos con un 90% de quemaduras-, mientras que otras tres han sido tratadas y dadas de alta. Pete Watson, médico jefe del hospital de Nueva Zelanda, dijo que es probable que “no todos” los heridos sobrevivan.