Los ciudadanos de la capital de Reino Unido se han topado recientemente con una insólita estampa que hacía del cielo de Londres un escenario singular; uno que, de hecho, fácilmente podría contextualizarse en el marco de una película apocalíptica o de terror, porque, de pronto, las nubes parecían alzarse con el aspecto de una especie de agujero dispuesto a absorberlo todo. Una obvia exageración que, pese a la incredulidad desatada entre los múltiples residentes que dejaron ver en las redes sociales las instantáneas del momento, tiene detrás una explicación científica. Y no. Las nubes tampoco las ha desencadenado la tormenta Trump con su polémica visita de Estado a Reino Unido ni se trata de un presagio de lo que deparará ese ‘brexit’ que nunca llega y que, tras el adiós de Theresa May, sigue con opciones para resolverse de forma abrupta y sin acuerdo con la Unión Europea pese a no ser lo deseado.
La explicación está lejos de todo eso. Concretamente, en lo que los expertos denominan ‘nubes asperitas’, nubes con una formación relativamente extraña que les da a menudo la apariencia de “olas ondulantes”, de “estructuras en forma de onda bien definidas, especialmente en la parte inferior de la nube”, tal como recoge la Organización Meteorológica Mundial.
Reconocidas con este nombre recientemente, en 2015, aunque la forma en que se originan no está todavía clara, se cree que se producen después de las tormentas eléctricas, siendo normalmente necesario que las condiciones atmosféricas sean inestables, tal como indica ITV-News, citando fuentes del Servicio Meteorológico Nacional del Reino Unido.