El norte “rojo” de Inglaterra se rebela contra Boris Johnson

  • Alrededor de un centenar de diputados conservadores y varios alcaldes laboristas se oponen a las posibles restricciones que planea el Gobierno británico

  • Esta previsto que las nuevas medidas, que incluirían el cierre de bares y restaurantes, se debatan y voten en el Parlamento el próximo martes

  • Manchester, Merseyside, Northumberland, West Yorkshire y Lancashire registran el mayor índice de contagio del país

Boris Johnson se enfrenta a una nueva rebelión. Esta vez por las restricciones que pretende imponer en el norte de Inglaterra tras el preocupante aumento de los contagios que, en las últimas horas, según el Gobierno británico “está fuera de control”. Los dueños de bares y restaurantes se preparan ya, no sin enfado, para un posible anuncio la semana que viene, que implicaría el cierre de sus establecimientos.

Ciudades como Manchester, Liverpool o Newcastle están gobernadas por alcaldes laboristas. Sin embargo, en las elecciones de diciembre del año pasado Johnson ganó por una amplia mayoría de 80 diputados, gracias al apoyo de ciudadanos de esa parte del país, tradicionalmente votantes de la formación de izquierdas.

Algunas voces se preguntan si estos, alentados en su momento por su deseo de que el Brexit fuese una realidad, se arrepienten de haber entronizado al actual primer ministro ahora que se habla de imponer unas medidas que afectarían la vida de unos 10 millones de habitantes.

Semáforo verde, ámbar o rojo

Semáforo verde, ámbar o rojoEl Gobierno contempla un sistema al estilo semáforo: a cada zona de Inglaterra se le asignará el color verde, el ámbar o el rojo, según la incidencia del virus. El norte de esta región, que ya lleva un tiempo sufriendo ciertas restricciones, podría ser testigo en breve, no solo de cómo se clausura el sector de la hostelería, sino también de la prohibición de encuentros con personas que no sean del núcleo familiar, y los desplazamientos no esenciales. En todos los casos, el Ejecutivo contempla que las escuelas permanezcan abiertas.

El sector de la hostelería pide “más liderazgo” por parte del Gobierno. “Es como si una guillotina estuviese a punto de caer sobre tu cabeza”. Así se siente Paul Askey, que regenta el restaurant de la Escuela de Arte de Liverpool. “Lo que más nos enfada es que las noticias no nos llegan directamente del Primer Ministro, sino por los diarios”.

Y es que desde la llegada de Boris Johnson a Downing Street, acompañado de su polémico asesor Dominic Cummings, mucha de la información llega a los ciudadanos no a través de anuncios oficiales sino mediante filtraciones a periódicos (este sistema de semáforo es un ejemplo de ello). En ocasiones la oficina del Primer Ministro las usa para ver la reacción de la población. Y no siempre se hacen realidad y añaden mucha confusión.

Un país desunido

Los alcaldes de localidades del norte llevan semanas quejándose también de que se enteran de ciertas medidas por los medios de comunicación. Tras muchas presiones se han reunido este viernes con responsables del Gobierno y estos encuentros prometen repetirse a lo largo del fin de semana. Reclaman más dinero para aquellos negocios que se vean obligados a cerrar por culpa de las restricciones que se impongan próximamente y quieren saber también los argumentos que las avalan, más allá de los datos de contagios.

Y es que cada vez hay más voces que cuestionan la clausura de los bares y restaurantes como la fórmula mágica para bajar el número de casos. Sin embargo, el asesor médico del Gobierno, Chris Whitty, asegura que “un 30 % de los contagios de los menores de 30 años se producen en pubs y restaurantes”.

El Norte como “laboratorio experimental” de medidas

El ex Ministro del Interior laborista, David Blunkett, ha publicado un duro artículo en el Daily Mail en el que dice que “no entiende por qué Boris Johnson cree que se saldrá con la suya tratando una parte del Reino Unido como un laboratorio experimental para probar medidas que tienen poca validez científica”.

Este malestar se extiende también entre los diputados conservadores que representan a distritos del norte de Inglaterra. En las últimas semanas algunos se han quejado de que el Gobierno imponga restricciones por decreto y que estas no sean debatidas previamente en la Cámara de los Comunes.

El Ejecutivo finalmente ha aceptado esa petición y está previsto en el orden del día del próximo martes un debate sobre ello y una votación posterior. Se calcula que hay un centenar de diputados tories. Ahora el reto del Gobierno es convencerlos antes de que puedan asestarle un revés en el Parlamento la semana que viene.

Bajan los contagios pero suben los fallecidos

Según un análisis de la cadena de televisión Sky News, cinco de las veintidós regiones europeas con el mayor índice de infección están en el norte de Inglaterra. Son Manchester, Merseyside, Northumberland, West Yorkshire y Lancashire. Se cree que el sur de Inglaterra, incluido Londres, va dos semanas por detrás de estas zonas.

Además, se estima que en este momento en Inglaterra entre “una de cada 170 y una de cada 240 personas que uno encuentra en la calle tiene el virus” y la media en el norte de la región es todavía mayor, según la Oficina Nacional de Estadísticas.

Este viernes las cifras de contagios en todo el país ascienden a 13.864 (más de 10.700 en Inglaterra) y 87 fallecidos, mientras que el día anterior se registraron 17.540 casos y 77 muertos.

En Escocia, el superar los mil contagios al día ha llevado a que la Ministra Principal, Nicola Sturgeon, haya impuesto que desde las 18.00 horas de este viernes los bares y restaurantes del centro de la región (incluidas las ciudades de Glasgow y Edimburgo) cierren sus puertas durante dieciséis días. En el resto de Escocia solo se podrá consumir alcohol fuera de los establecimientos.

El Ejecutivo escocés ha sido mucho más decidido a la hora de imponer medidas de choque, aunque el sector de la hostelería en esta región, que siente que había invertido mucho dinero y esfuerzo para ofrecer un servicio seguro a sus clientes, las he recibido con fuertes críticas. Boris Johnson, que es quien debe imponer las restricciones en Inglaterra, no acaba de decidirse a seguir los pasos de la líder escocesa.