Norman Barwin era todo un personaje en Canadá, donde gozaba de un prestigio y había recibido premios y condecoraciones por su trabajo en una clínica de fertilización de Ottawa. Todo esto se vino abajo cuando en 2016 se descubrió que el médico usaba su propia esperma para inseminar a sus pacientes. Ahora un tribunal canadiense ha aprobado una indemnización para todos los afectados, que pueden ser más de 200.
Un tribunal de Ontario aprobó este lunes un acuerdo de indemnización con más de 13 millones de dólares entre las familias que alegan que Norman Barwin, especialista en fertilidad de Ottawa, usó su propio esperma y el de donantes equivocados para realizar inseminaciones artificiales, según publican medios canadienses.
El escándalo de Norman Barwin se destapó en 2016 cuando una pareja presentó la demanda contra el experto al enterarse que la hija concebida por inseminación artificial no tenía el ADN del padre. El matrimonio de los Dixon acudió a la clínica de Barwin en 1989 y años después se enteraron de que el médico era el padre biológico de su hija Rebecca. Así fue que denunciaron ante la justicia. A esta demanda le siguieron otras tantas y las malas prácticas del respetado médico quedaron al descubierto.
Barwin -según lo que se ha probado- inseminó con su esperma en 17 casos y usó esperma no seleccionado por los padres con al menos un centenar de mujeres que llegaron a concebir.
El juez de la Corte Superior Calum MacLeod firmó el acuerdo en la demanda colectiva contra el doctor Norman Barwin que actualmente tiene 82 años. El letrado explicó que el objetivo es reparar el daño a las familias “que han soportado el impacto, el trauma y la sensación de traición al descubrir que su herencia genética o la de sus hijos ha sido tergiversada y alterada”.
El tribunal escuchó primero a 18 personas más que hacen un total de 244 afectados por Norman Barwin, entre ellos ex pacientes y niños concebidos mediante inseminación artificial. El médico, por su parte, nunca ha reconocido su culpabilidad.