El Mediterráneo ha empezado a devolver a las playas de Libia los cadáveres del último naufragio ocurrido frente a sus costas. En las últimas horas los equipos de rescate han recuperado los cuerpos sin vida de 20 migrantes dejados por las corrientes en los arenales de la ciudad libia de Khoms.
Las organizaciones de salvamento dieron la voz de alarma el pasado 25 de julio al conocerse que un bote había volcado con 150 personas a bordo. La ONU lanzo un llamada de auxilio ante lo que calificó como la peor tragedia en el Mediterráneo en lo que llevamos de año.
De las 150 personas desaparecidas, 75 han sido encontradas sin vida. Los 75 restantes aún están en paradero desconocido. Su búsqueda sigue activa.
Mientras, buque de rescate Open Arms salvaba a 55 migrantes en aguas del Mediterráneo cuando su embarcación estaba a punto de naufragar.
Las autoridades españolas han prohibido retomar la búsqueda activa de pateras. Así se lo hicieron saber el pasado 4 de julio con el aviso de que se impondrán hasta 900.000 euros de multa si quebrantan esta orden.
Malta e Italia ya han rechazado la llegada de los barcos de las ONG por lo que el Open Arms deberá encontrar ahora un puerto seguro para desembarcar.