Estaban a punto de trasladar 200 kilos de cocaína desde Colombia a México en un jet privado cuando la policía se lo impide. Un perro adiestrado da la señal de alarma. Reconoció el olor de la droga en una de las maletas.
Los agentes instan a los narcotraficantes a abrir los equipajes. En el interior, decenas de fardos. La prueba da positivo de inmediato. Y los tres narcos, de nacionalidad mexicana, quedan detenidos por posesión, fabricación y tráfico de estupefacientes. El caro vuelo en jet privado queda anulado.