El Partido Nacional Escocés (SNP) se ha comprometido a convocar un nuevo referéndum de independencia si gana las elecciones escocesas del 6 de mayo en la conferencia anual virtual del partido que terminó este lunes en Glasgow. Su líder, la ministra principal escocesa Nicola Sturgeon, confirmó que incluiría este compromiso en su programa electoral y que convertiría los comicios en plebiscitarios. Especificó que se celebraría al principio de su nuevo mandato sin confirmar si sería este año.
También se aprobó una moción que les obliga a no aceptar el veto de Londres a la consulta. Sin embargo, no fijaron ningún plan B para cuando Johnson diga que no. El SNP es el gran favorito para ganar las elecciones de mayo con el 54 por ciento de la intención de voto, por delante de los conservadores (19 por ciento) y los laboristas (18). Boris Johnson ha dejado claro que no permitirá otro referéndum. Desde el SNP se habló de llevar el caso a los tribunales, de legislar el referéndum desde el parlamento escocés, incluso de tomar el resultado de las elecciones como referéndum. Pero ninguna de estas opciones prosperó. El plan B dividió a los delegados.
La portavoz de asuntos internos y judiciales del partido, la abogada Joanna Cherry, sugirió que se creara una comisión que evaluara alternativas y trabajara codo con codo con la dirección del partido. Cherry se refirió a la no de primer ministro como “veto trumpiano”, comparándolo con la negativa de Trump de aceptar la derrota en las elecciones estadounidenses. Cherry fue una de las que denunciaron la decisión de Johnson de cerrar el parlamento de Westminster en septiembre del año pasado cuando se dirimía el Brexit. Por su parte, la diputada Linda Fabiani, fue más directa y dijo que “tenemos el derecho a decidir y no necesitamos ningún plan B ni C ni D”.
En el discurso de clausura de la conferencia, Sturgeon envió un mensaje a la Unión Europea (UE) para poder volver a entrar después del Brexit, dando por supuesto que se separarían del Reino Unido. “En apenas un mes, Escocia se verá obligada contra nuestra voluntad a tener una relación mucho más lejana con nuestros amigos y vecinos europeos. Escocia quiere volver y esperamos hacerlo pronto como estado miembro independiente”, dijo.
El referéndum europeo de 2016 cambió la situación en Escocia. Los independentistas habían perdido la consulta soberanista de 2014 tras conseguir solo el 45 por ciento de los votos y el debate de la independencia había quedado enterrado. Pero dos años después el Reino Unido votó salir de la UE con el 52 por ciento de los votos y los escoceses quedarse con el 62 por ciento. Uno de los principales argumentos de los unionistas en la campaña de 2014 fue que si se independizaba, Escocia se quedaría fuera de la UE. Dos años más tarde les obligaron a marchar. El apoyo a la independencia se ha disparado desde el Brexit y la llegada de Johnson y ya es del 58 por ciento.
Sturgeon se refirió también a las palabras de Johnson cuando éste afirmó que la devolución de poderes a Escocia iniciada por Tony Blair en 1998 fue “un terrible error”. Sturgeon dijo que Johnson realmente piensa así y que no fue un desliz como se justificó luego. Y se refirió al gobierno 'tory' como “una banda de brexiteros” que quiere aprovechar el Brexit para recuperar competencias transferidas y que la ley del Mercado Interno es el “caballo de Troya” para su cometido. Esta ley da poderes a gobierno británico para romper el acuerdo con la UE sobre la frontera en Irlanda del Norte. Se debatirá y votará en la cámara baja a finales de mes tras ser recortada por la cámara alta.
Las declaraciones de Johnson sobre Escocia fueron muy criticadas por el Partido Conservador Escocés. El expresidente de la formación, Peter Duncan, planteó la creación de un partido a parte para evitar las injerencias de Londres. En NIUS hemos hablado con el diputado conservador en el parlamento escocés Murdo Fraser sobre la situación en el territorio. Fraser se presentó en las primarias escocesas de 2011 con una propuesta para crear un partido separado del de Londres con otro nombre que le diera otra identidad en Escocia, donde las prioridades de los ciudadanos son distintas a las del resto del país. Una propuesta parecida a la relación que hay entre el CDU alemán y el CSU de Baviera.
“Llegué a esa conclusión por el continuo declive del Partido Conservador Escocés en ese momento, en gran medida porque la gente sentía que no estaba lo suficientemente concentrado en defender al pueblo de Escocia. Mi opinión era que un partido con una identidad escocesa más fuerte tendría más atractivo electoral”, cuenta Fraser. Consiguió un significativo apoyo del 45 por ciento, que fue insuficiente para ganar. Ruth Davidson se impuso y fue la líder del partido hasta el verano pasado cuando dimitió coincidiendo con la llegada al poder de Johnson. Davidson era proeuropea.
Fraser ha descartado la idea de crear un partido separado, aunque reconoce la necesidad de diferenciarse de Londres. “Creo que todavía hay atractivos en la idea de tener una identidad distinta a la de los conservadores del Reino Unido —explica—. De hecho, [el nuevo líder de los conservadores escoceses] Douglas Ross ha buscado diferenciarse de Johnson en varios temas. Puede que un mejor modelo a seguir que el alemán sea el de Canadá, donde los partidos locales están bastante distanciados de los partidos nacionales. Así, por ejemplo, el Partido Liberal de Quebec, que es el principal partido federalista de Quebec, es bastante diferente del Partido Liberal de Ottawa de Justin Trudeau”.
Fraser, que fue vicelíder del partido entre 2005 y 2010, dice que las palabras de Boris Johnson criticando a Escocia no fueron correctas. “Creo que el primer ministro trató de aclarar sus comentarios para decir que no consideraba la devolución como un error, sino que más bien se refería la forma como el SNP ha ejercido los poderes en el gobierno. Creo que la devolución ha sido la política correcta para Escocia”, dice. Y desmiente los rumores que dicen que los 'tories' escoceses no quieren que Johnson participe en la campaña. Explica que siempre ha sido el líder conservador escocés el que ha liderado la campaña en Escocia y Ross la liderará este año”.
Sobre la ventaja de Sturgeon en las encuestas, recuerda que los sondeos en 2016 también daban una ventaja enorme a los nacionalistas del SNP y al final no consiguieron la mayoría. Fraser entiende el incremento de la popularidad de Sturgeon y del independentismo durante la pandemia. “La percepción es que el gobierno escocés la ha gestionado relativamente mejor que el gobierno del Reino Unido”. Pero avisa que “ ciertas evidencias dicen que quienes se sienten atraídos por la independencia se vuelven mucho menos seguros acerca cuando se enfrentan a las realidades económicas y fiscales que implicaría su idea”.
Reconoce que el futuro de Escocia dentro del Reino Unido está en juego en los comicios de mayo. Pero sostiene que no hay motivo para celebrar un nueva consulta, ni tan siquiera si gana el SNP. “En 2014 nos dijeron que el referéndum sería un evento único en una generación. No me puedo creer que quieran hacer otro referéndum de independencia en medio de la pandemia de salud y la crisis económica”, sentencia.