Alina Araslanova, de 29 años, ingresó en un hospital de la ciudad rusa de Sterlitamak para dar a luz a su segunda hija. Allí, arrojó por la ventana a Volodya, el bebé recién nacido de su compañera de habitación desde un tercer piso. El pequeño, que no tenía ni un día de vida, no sobrevivió al impacto.
Araslanova compartía habitación con Viktoria Ivanova que acababa de ser madre de su tercer hijo. El lunes, aprovechando que su compañera había salido un momento, cogió a su hijo y lo arrojó por la ventana de la habitación, ubicada en un tercer piso, según publica el diario británico ‘The Sun’.
Al parecer, la mujer había pasado un tiempo en un hospital psiquiátrico por depresión, pero poco antes de dar a luz a su segunda hija recibió el alta porque consideraron que “no representaba una amenaza para los demás”.
La tragedia, según explica la Dirección de Investigaciones, no se pudo evitar: “No había rejas en las ventanas. No había nadie para evitar la tragedia”. No obstante, se ha iniciado una investigación para establecer las circunstancias que condujeron a Araslanova a tal atrocidad.
Por su parte, los padres del bebé, Viktoria Ivanova y su pareja, no desean ningún castigo para la acusada de matar a su hijo. “Queremos que sea perdonada, no queremos castigarla”, ha expresado él, añadiendo que “se le debería permitir vivir su vida feliz”.
No obstante, Araslanova se ha sometido a un nuevo examen psiquiátrico que determinará si acaba en prisión o en un hospital psiquiátrico por lo ocurrido. Además, ya se le ha retirado la custodia de sus hijos.