Un bebé de un año muere al tragarse la pila de un peluche, que le quemó y le produjo un agujero en el corazón
Christine McDonald, de 32 años, ha contado la dramática muerte de su hijo, de un año, tras tragarse "una pila de botón" de un peluche
La pila le provocó daños catastróficos, quemándole y provocándole un agujero en el corazón
La familia, residente en Escocia, ha contado lo ocurrido para nadie más tenga que pasar por algo así: "Es un infierno en vida"
“Es un infierno en vida. Sentí que mi pequeño se iba. No hay palabras en este planeta para describir este dolor”. De esa forma relata Christine McDonald, de 32 años, cómo se produjo la muerte de su pequeño Hughie, de tan solo un año, después de que se tragase una pequeña pila que se encontraba en el interior de uno de sus peluches.
Todo sucedió el día de Nochebuena, 24 de diciembre, cuando después de disfrutar de una película y un chocolate caliente con sus niños, tanto Christine como su pareja, Hugh McMahon, de 29 años, se percataron de que a aproximadamente las siete y media de la tarde el bebé parecía quedarse sin fuerzas y un sonido, con forma de traqueteo, parecía provenir de su pecho. El niño, de pronto, parecía luchar incluso por tener sus ojos abiertos, lo que rápidamente les alertó.
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En pánico al no saber qué le ocurría, y todavía sin conocer que el pequeño había ingerido una pequeña pila de tamaño LR44, –una pila de botón–, llamaron inmediatamente a los servicios de emergencia para pedir una ambulancia.
Presa del miedo y el nerviosismo, Christine gritaba pidiendo ayuda hasta que los efectivos sanitarios se lo llevaron al centro más próximo: el Hospital Universitario Wishaw.
El bebé se había tragado una pila de botón: volvió su sangre ácida y le provocó daños irreparables
Fue allí donde el pequeño Hughie, en un primer momento, parecía mejorar con oxígeno, pero de pronto todo dio un giro definitivamente dramático, y volvió a colapsar, obligando a los médicos a intervenir rápidamente. Le sacaron de la habitación y, ante su estado, decidieron su traslado a una unidad especializada en el Hospital Universitario Queen Elizabeth de Glasgow, Escocia, donde conmocionados descubrieron lo que le sucedía al pequeño: su sangre se había vuelto ácida y no coagulaba.
Tras una operación de 12 horas, con los especialistas intentando descifrar por qué se daba esa circunstancia, descubrieron finalmente que todo estaba provocado por una pila que se había alojado en su esófago hasta producirle daños catastróficos, quemándole y provocándole un agujero en el corazón.
“Parecieron 12 años”. “Su hígado y riñones estaban dañados. Sus pulmones colapsaron y su corazón estaba inflamado”. “El médico entró con dos enfermeras. Me di cuenta de que habían estado llorando. El cirujano nos dijo que Hughie había ingerido una pila de botón. Se había alojado en su esófago y había provocado un agujero en su corazón. Solo habían visto algo así una vez”, relata Christine, en declaraciones recogidas por The Scottish Sun.
Los padres decidieron dejarle ir con la desconexión de las máquinas que le mantenían con vida
En una situación crítica, con el pequeño sobreviviendo gracias al soporte de las máquinas vitales, la progenitora le pidió entonces al cirujano que le dijese la verdad al respecto del estado de su hijo y sus posibilidades de vida: “Me dijo que si mi hijo sobrevivía, simplemente existiría. Nada más”, ha contado, señalando que en ese momento, en plena víspera de Navidad, todo se vino abajo.
Devastados, tanto ella como su pareja pasaron sus últimas horas de vida junto al pequeño, antes de que decidiesen dejarle marchar desconectando las máquinas de soporte vital.
“Nadie nos advirtió sobre las pilas de botón. Ni siquiera sabía lo que eran, pero están en todo. Yo estaba más preocupada por la lejía, por las caídas por las escaleras, los golpes en la cabeza…” cuenta, desolada.
Sin palabras para describir el dolor, Christine, que es también madre de un niño de 14 años y de dos niñas de 6 y 9, ha decidido contar ahora todo lo ocurrido para intentar que nunca a nadie más le suceda algo así.
Junto a su pareja, ruegan por un cambio de la ley que detenga la venta de estas pequeñas pilas o se limite específicamente su uso.
“Están absolutamente en todas partes. Está en los juguetes que le dan a los niños, en tarjetas de cumpleaños y Navidad, en cepillos de dientes, zapatos con luces, en termómetros, bolígrafos y adornos. Si algo se enciende o emite un sonido, es muy probable que contenga una pila de botón. Arruinaron nuestra vida y queremos asegurarnos de que nadie más pase por eso”, denuncian.