Un bebé de once semanas de vida ha muerto en Pensilvania (Estados Unidos) por una sobredosis de droga transmitida a través de la leche materna de su madre, Samantha Jones, que ha sido acusada de homicidio.
Una vez realizados los análisis médicos pertinentes, hallaron metadona, anfetamina y metanfetamina en la sangre del bebé, según informa Metro News.
De acuerdo con los informes presentados en el juzgado, los hechos ocurrieron el día 2 de abril, cuando la madre y el bebé se encontraban durmiendo en habitaciones separadas en el domicilio de Pensilvania. El padre se marchó a trabajar sobre las 6:30 de la mañana después de preparar la leche para el niño.
Según las declaraciones de Jones, ella lo alimentó con la leche materna y lo acostó. Pero una hora después se dio cuenta que el bebé estaba pálido y que le salía mucosidad de la nariz. Tras esto, asegura, llamó a su madre para pedir ayuda y al número de emergencias.
Cuando los sanitarios pudieron atenderle, el niño se estaba en paro cardíaco y, posteriormente, confirmaron su muerte.
La información aportada por el medio internacional ha revelado que Jones consumía metadona por su adicción a los analgésicos. Asimismo, la acusada segura que había cambiado a leche de fórmula solo tres días antes porque su hijo no estaba recibiendo suficiente leche de la lactancia.
Sin embargo, la mañana de su muerte se despertó a las tres de la mañana e intentó amamantar al niño porque no quería bajar y preparar una botella.