La parisina catedral de Notre Damme ha acogido este sábado la primera misa tras el pavoroso incendio que destruyó parcialmente esta auténtica joya patrimonial de la humanidad. Con cascos, como los obreros, por cuestión de seguridad, han entrado en el templo los sacerdotes que han oficiado la primera misa tras el incendio. También por cuestión de seguridad, se ha celebrado sin fieles, porque la bóveda todavía corre el riesgo de derrumbarse.
El arzobispo de París ha agradecido a todos los que trabajan en la reconstrucción de la catedral para la que sólo ha llegado un 9 por ciento de los 850 millones de euros prometidos. Hasta ahora el salario de los 150 empleados en la reconstrucción ha llegado del bolsillo de los pequeños donantes; ni rastro de los millones de euros ofrecidos por las grandes fortunas de Francia, que todavía tienen que establecer convenciones sobre cómo asignar sus fondos.
Las imágenes grabadas han permitido comprobar que las maderas quemadas de la bóveda se acumulan aún en la nave central que presenta un gran agujero. Sin embargo, las Las naves laterales se ven limpias. La eucaristía se celebró en una capilla de la Virgen que albergaba la corona de espinas, detrás de la famosa cruz dorada que preside el altar mayor.