Ministro italiano para Asuntos Europeos: “La solidaridad de la UE permite a España e Italia relanzar su economía”
Entrevista a Vincenzo Amendola, ministro italiano para Asuntos Europeos sobre el plan de recuperación de la UE
"El relanzamiento económico permite mantener la soberanía europea"
"La crisis afecta al mercado único y es evidente que ningún país podía salir solo"
Italia es el país más beneficiado por el plan de recuperación económica propuesto por la Comisión Europea. De los 750.000 millones aprobados, Roma podría obtener 172.000, de los que 82.000 millones serían a fondo perdido. El siguiente en la lista sería España. El Gobierno de Giuseppe Conte había activado todos los mecanismos de presión para obtener un acuerdo favorable. Primero insistió en la creación de los llamados coronabonos, pero a falta de esta herramienta, este pacto también satisface sus intereses. Conte aseguró inmediatamente que se trataba de una “óptima señal” y ni siquiera sus adversarios, que lo han presionado hasta la saciedad con este tema, han podido levantar mucho la voz. El líder de la Liga, Matteo Salvini, sólo ha afirmado que “los fondos europeos deberían llegar ya y no en 2021”, cuando se prevé el desembolso.
La alternativa que le queda a la oposición es recuperar el debate sobre el Mecanismo Europeo de Solidaridad (Mede), que en Italia despierta el fantasma del rescate, pese a que sería otra vía para la financiación. Pero ahora no es el momento, señala Vincenzo Amendola (Nápoles, 1973) en esta entrevista con NIUS. Tras haber trabajado en el Ministerio de Asuntos Exteriores con Paolo Gentiloni, actualmente comisario europeo de Economía, Amendola fue nombrado el pasado septiembre por el socialdemócrata Partido Democrático ministro para Asuntos Europeos.
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¿Se puede decir que el acuerdo es una victoria para España e Italia?
Yo creo que es una victoria para Europa. El 25 de marzo Sánchez, Conte y Macron enviaron una carta a otros países en la que pedían instrumentos en materia fiscal para afrontar la crisis del Covid-19. En marzo no los había y después de dos meses tenemos: tres redes de protección de 540.000 millones, el BCE ha activado un programa de compra de títulos y ahora la Comisión pone 1,8 billones entre presupuesto y plan de recuperación. Creo que esta vez Europa se está moviendo de forma unida.
Italia y España estaban pidiendo de forma insistente estas ayudas, pero el pacto nace de Alemania y Francia. ¿Han entendido que la UE estaba verdaderamente en riesgo?
El problema que tenemos con esta crisis es que toca a países que han sufrido más que nadie, como Italia, España o Francia, pero sobre todo toca el mercado único europeo. No es una crisis financiera nacida de los mercados, sino de la economía real. Afecta a la demanda, la oferta y la cadena de valor europea. Es evidente que nadie podía salir solo en medio de la caída del mercado único.
Todavía quedan obstáculos para aprobar este plan por parte de Países Bajos, Austria, Dinamarca y Suecia, los llamados “frugales”. ¿Qué se debe hacer para convencerlos?
Algunos elementos que reclamaban España e Italia, como la emisión de títulos europeos en el mercado, son aceptados ya por los frugales. Lo que es importante negociar con estos países es cómo proteger el mercado único y sus beneficios, porque de eso también dependen ellos.
Ustedes han presionado mucho para conseguir los coronabonos. ¿Los títulos respaldados por el presupuesto europeo son una herramienta equiparable a los coronabonos?
Técnicamente, se conseguirán 750.000 millones gracias a la emisión de títulos de deuda sobre el mercado y tendrán el sustento del presupuesto europeo. Esto es una cosa importantísima, porque por primera vez la UE se dota de una herramienta que no pesa sobre la deuda particular de los países. Era una vía que muchos, empezando por Jacques Delors, habían indicado para hacer frente a la crisis.
La UE pide reformas. ¿Quiere decir recortes?
No, quiere decir inversiones. Los objetivos del reglamento establecen que los fondos se canalizan para grandes objetivos como el ‘green new deal’ o una inversión en el sector digital. Favorecen a toda la industria europea, porque es una enorme cantidad de recursos que permitirán un relanzamiento mirando al futuro.
¿Puede descartar que dentro de dos o tres años veamos una nueva oleada de austeridad?
Sí, yo creo que los tiempos de la austeridad se han terminado. La experiencia de hace años nos enseña cuánto euroescepticismo se ha creado. Hemos gastado más dinero para resolver los problemas de cuánto hubiera servido para taponar inmediatamente la emergencia. Esa experiencia, que dividió UE, nos recuerda que el único modo para rebajar la deuda pública o mantener bajo control los parámetros macroeconómicos es invertir sobre el crecimiento.
Y mientras, ¿cómo hará Italia para sufragar los gastos? Porque este dinero no llegará antes de 2021.
La Comisión suspendió el Pacto de Estabilidad y dio mandato a los países para hacer política expansiva. La deuda no aumenta sólo en Italia, sino que subirá entre 10 y 20 puntos en todo el continente. Con una crisis así de dura la primera reacción es la protección social de los sectores más golpeados. Usaremos los fondos del SURE para el desempleo, que llegarán antes de 2021, y después haremos una planificación para los recursos de 2021. Creo que se trata de un plan sólido y la reacción de los mercados y la prima de riego han sido muy positivas.
Usarán los fondos del SURE. ¿Y los del Mede? Si no hay condicionalidad para financiar gasto sanitario, serían 37.000 millones adicionales.
No, de momento no hay una valoración sobre esto. Las posiciones en Italia son mayoritariamente contrarias. Hemos dicho siempre que valoraremos los instrumentos en su momento. Cuando se cierre el acuerdo sobre el fondo de recuperación y comprobemos el estado de las cuentas públicas, veremos.
Los países, como usted dice, están haciendo planes expansivos. Mientras, la deuda sube. Y sus socios, el Movimiento 5 Estrellas, plantean rebajas de impuestos.
Como está escrito en el documento del plan de recuperación, no está prevista ninguna financiación para rebajar impuestos. Es un dinero para afrontar inversiones. No es gasto corriente, sino para objetivos de crecimiento económico, que es la vía maestra para reducir la deuda. En los próximos meses deberíamos plantear un programa con la Comisión para la reducción de la deuda, pero se haría sólo a través del relanzamiento de la economía.
Probablemente los fondos europeos no cubrirán absolutamente todo el gasto de los Estados. ¿Cómo se financiarán dentro de dos o tres años?
Yo no puedo mirar a dos o tres años, trato de mirar a seis meses. Hablamos de la recesión más grande desde 1929, acrecentada por la crisis Estados Unidos-China o la crisis del petróleo. Nos enfrentamos a un cuadro complicado, con un tercio de las exportaciones europeas bloqueadas. Tenemos que proteger a nuestra población desde el punto de vista sanitario, mantener la cohesión social y programar un relanzamiento que mantenga la soberanía europea. De aquí a dos o tres años la previsión es muy incierta.
Pero son programas que se deben financiar. ¿Quizás subiendo impuestos?
El recurso al mercado en Italia o España está siendo positivo. Pero, como digo, gracias a la solidaridad europea los mercados nos dan la posibilidad de programar el relanzamiento.
¿Comparte la afirmación de la Comisión, que asegura que este plan es un antídoto contra los populismos?
Los populistas hace dos meses apostaban por la catástrofe, por la destrucción de la UE. Esa retórica cínica ha llevado a muchos de estos grupos a votar en contra en el Parlamento Europeo. Creo que Europa no debe contestar con retórica, sino con acciones determinadas y lo que hemos visto en la Comisión va en la dirección adecuada.
Pero los populistas siguen ahí. Y los ciudadanos dicen que tienen más confianza en China que en Alemania.
Esta es una percepción errónea. Porque incluso en términos de solidaridad, Italia ha recibido más material médico de países europeos que extracomunitarios. Entiendo que al principio hubiera entusiasmo por la ayuda china, pero nuestra alianza es la única vía para tener un futuro soberano y autónomo.