Una alianza que ha venido para quedarse. Casi ocho meses después de la firma en Rabat de la declaración tripartita –Estados Unidos, Israel y Marruecos- que sellaba el restablecimiento de relaciones entre Rabat y Tel Aviv, la visita de dos días del ministro israelí de Exteriores Yair Lapid confirma la buena salud de la flamante asociación. La visita del jefe de la diplomacia israelí –y líder del partido Yesh Atid- es la primera de un ministro de Exteriores del país de Oriente Próximo desde 2003.
“Quiero subrayar que la recuperación de relaciones con Israel expresa una voluntad y una convicción”, aseguraba este miércoles el ministro de Exteriores, Nasser Bourita. Aunque los dos países firmaron la normalización en la capital marroquí el pasado 22 de diciembre, Rabat y Tel Aviv nunca dejaron de cooperar de manera informal en los ámbitos cultural, empresarial y de seguridad, desde que la segunda intifada quebró en 2000 las relaciones bilaterales oficiales.
Lo cierto es que el restablecimiento de relaciones entre Marruecos y el Estado de Israel no se explica sin el papel desempeñado por la Administración Trump. En sus últimas semanas en la Casa Blanca -10 de diciembre-, el anterior presidente estadounidense sorprendió a la comunidad internacional con el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, que quedaba condicionado por la normalización de relaciones entre Israel y Marruecos. Una normalización enmarcada, en fin, en los conocidos como Acuerdos de Abraham, suscritos inicialmente por los líderes de Israel, Emiratos Árabes Unidos y Baréin en agosto de 2020.
La Administración Biden, por su parte, “se felicitó de manera entusiasta” por la visita de Lapid en Israel, que calificó “como otro paso importante en el refuerzo de sus relaciones”. “Creemos que la normalización de las relaciones entre Israel y los vecinos árabes crean nuevas oportunidades para que la paz y la prosperidad en la región”, aseguró el portavoz del Departamento de Estado citado por el diario israelí Haaretz.
Durante la primera jornada de la visita, las dos administraciones firmaron tres acuerdos: el primero, un memorándum de entendimiento para la puesta en marcha de un marco de concertación política; el segundo, vinculado a la cooperación en materia de cultura, deporte y juventud; el tercero, en apoyo del sector aéreo.
“Las relaciones bilaterales conocen una nueva dinámica gracias a la voluntad común que compartimos”, confirmó el jefe de la diplomacia marroquí. Bourita avanzó que Marruecos e Israel han puesto en marcha “cinco grupos de trabajo interesados en sectores prometedores vinculados a la investigación, la creación, el turismo, la aviación, la agricultura, la energía, el medio ambiente y la inversión”, según recogía el medio digital marroquí Le360.
Según anticipó el ministro marroquí de Exteriores, Israel y Marruecos firmarán próximamente una decena de acuerdos más en materia de cooperación económica y política, sin que los medios oficiales precisaran el contenido de los mismos.
Pese a que hasta la fecha desde Tel Aviv se ha evitado hacer un reconocimiento explícito de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, las posibilidades económicas del territoruo no han pasado desapercibidas para el empresariado israelí. A comienzos del pasado mes de diciembre, el ministro marroquí de Industria, Moulay Hafid Elalami, aseguraba que “varios inversores de renombre, estadounidenses e israelíes, quieren implantarse en Marruecos” interesados por las oportunidades de la antigua colonia española.
En una gira cargada de momentos simbólicos, Lapid rindió tributo en sus tumbas a los monarcas Mohamed V y Hasán II en el mausoleo real de Rabat y una de las sinagogas de la ciudad de Casablanca, donde reside casi la totalidad de la reducida comunidad judía de Marruecos (apenas 2.500 personas cuando llegó a superar las 250.000 almas tras la Segunda Guerra Mundial, la mayor del mundo árabe). En setenta años la emigración a Francia, Canadá, Estados Unidos o Israel ha dejado a la comunidad hebrea marroquí al borde de la extinción.
Además, el jefe de la diplomacia israelí inauguró la oficina de enlace de su país en Rabat, aunque desde el pasado mes de enero Israel tiene ya embajador en Marruecos, David Govrin –quien se desempeñó como embajador israelí en El Cairo desde 2016 a 2020-.
“Los judíos marroquíes han vivido y viven en Marruecos con sus hermanos musulmanes bajo la protección y el compromiso de Su Majestad el Rey con los ciudadanos con independencia de su religión”, prosiguió Bourita. Lo cierto es que los lazos humanos y sociales entre los dos países son profundos. En torno a un millón de israelíes tiene raíces marroquíes, una cifra cuya importancia se entiende mejor teniendo en cuenta que la población judía del Estado de Israel es de 6,8 millones de personas.
Por su parte, Lapid afirmó que “los judíos marroquíes han vivido aquí en paz y en una amistad profunda. Es por ello por lo que para centenares de miles de israelíes que nos ven hoy Marruecos forma parte de su identidad. Los judíos viven en Marruecos desde hace más de dos mil años”, según se hacían eco medios marroquíes.
Asimismo, el máximo representante de la diplomacia israelí dio las gracias por la normalización de las relaciones al rey Mohamed VI por “su visión y su coraje, que nos han permitido hoy aquí”. Y expresó el deseo del primer ministro Naftali Bennett –que tomó posesión del cargo el pasado 13 de junio- de visitar Marruecos. Con todo, las autoridades marroquíes no obviaron el conflicto israelo-palestino y el ministro Bourita defendió ante Lapid el derecho del pueblo palestino a contar con un Estado propio dentro de las fronteras de 1967. Igualmente, el ministro marroquí, afirmó que “Su Majestad el Rey, en diversas circunstancias, puso el acento sobre la necesidad de abandonar el statu quo y de congelación, y de comprometerse en la recuperación de las negociaciones”.
Desde que hace casi ocho meses se han sucedido en los medios y agencias informativas marroquíes los anuncios de acuerdos y proyectos bilaterales. El 22 de marzo pasado, la Confederación General de Empresarios de Marruecos (CGEM), principal organización patronal del país magrebí, y dos entidades empresariales israelíes firmaban un acuerdo de cooperación para “promover las relaciones económicas y empresariales y el desarrollo tecnológico” entre los dos Estados. Incluso antes de que se sellara el restablecimiento de relaciones, a finales de noviembre de 2020, las autoridades marroquíes anunciaban que, a partir del nuevo curso, se enseñará historia judía en quinto y sexto de primaria en las escuelas nacionales.
Posteriormente, el 12 de julio el director del centro de vigilancia y respuesta a los ataques informáticos del Departamento de Defensa Nacional y el presidente de la Comisión Nacional de Ciberseguridad firmaron un acuerdo en materia de ciberseguridad entre los dos países. El 25 de julio dos compañías aéreas israelíes lanzaban los primeros vuelos directos entre Marruecos e Israel. Desde Rabat se espera que la rica historia judía marroquí sirva para impulsar el turismo israelí al país norteafricano.
Lapid estuvo acompañado el miércoles por una delegación israelí integrada por el ministro de Asuntos Sociales Meir Cohen –natural de la ciudad costera de Esauira, una de las juderías históricas del país magrebí, de la que es natural igualmente el consejero del rey Mohamed VI, el también judío André Azoulay-, por el presidente de la comisión de Asuntos Exteriores y Defensa Ram Ben Barak y por el director general del Ministerio de Exteriores Alon Ushpiz.