"Tiene una posibilidad entre un millón de vivir". La frase que una madre nunca quiere oír la escuchó Hanna al instante. "Pensaba que iba a morir", reconoce ahora que George se ha convertido en un milagro que supera a la ciencia. Porque sí, la vida de George ha sido un constante milagro, no en vano nació con el tamaño de una jeringa, pero pero por ahora ha ganado la batalla a la muerte. Nada más nacer, el bebé sufría un cúmulo de enfermedades, nada menos que meningitis y sepsis.
Hasta 20 transfusiones de sangre ha tenido que recibir en sus nueve meses de vida. Hanna y Daniel Bownes, de 27 años han estado en un permanente sinvivir desde que oyeron las palabras de su médico. A las 23 semanas y 6 días de gestación su madre sintió unos fuertes dolores de espalda y acudió al médico temiendo que algo malo le pudiera ocurrir a su bebé. Estaba en lo cierto. Hanna no tuvo tiempo ni de pensar, acudió para pedir consulta por el dolor de espalda y estuvo cuatro días de parto.
Nada más nacer, el pequeño George necesitó un soporte vital y desde entonces ha estado amenazado continuamente por varias enfermedades que ponían en riesgo su vida. Pero a pesar de las pocas probabilidades que tenía, George, de nueve meses, se ha recuperado milagrosamente y ahora vive en casa con su madre y su padre, en Worksop, Nottinghamshire, Reino Unido.
Antes que que Hanna pudiera abrazarlo siquiera, a George se lo llevaron a cuidados intensivos donde los médicos lo colocaron en una incubadora especializada. "Se le realizó una cirugía inmediata. No pudimos tocarlo", comenta la madre del pequeño. "Es un verdadero milagro que esté aquí con nosotros. Cada día que tenemos con él es una verdadera bendición", explica Hanna.
George fue operado del hígado y perdió el 40 por ciento de la sangre en la cirugía. Debido a que era tan prematuro, después de la operación, el bebé desarrolló sepsis y meningitis y su diminuto cuerpo sufrió un shock séptico.
Mientras que el pequeño niño se enfrenta a un futuro complicado, ya que tiene que depender de un tanque de oxígeno porque no puede respirar sin ayuda, sus orgullosos padres dicen que cada día con George es una bendición.
Hanna y Daniel están recaudando dinero en GoFundMe para pagarle fisioterapia que ayude a mejorar su movilidad, ya que el setenta y cinco por ciento de su cerebelo, la parte del cerebro que controla el movimiento, fue dañado. «Pasar tiempo con él es increíble, ya que no pensábamos que estaría aquí. Después de que los médicos dijeron que no lo superaría cinco veces, cada día es especial», explican los padres. Todavía necesita de un depósito de oxígeno para respirar y visita regularmente el hospital, pero su peso ha aumentado hasta alcanzar los 3,28 kilogramos.
Sale del hospital el bebé con el corazón fuera del pecho con una armadura para protegerlo