El milagro económico post-pandemia de Draghi en Italia
La fotografía de la economía italiana es mucho mejor de lo que marcaban las predicciones en primavera
El primer ministro italiano ve en el origen de este relanzamiento económico en la reciente introducción de la vacunación obligatoria
Italia celebra un 6% de crecimiento para el último trimestre de este año que Draghi relaciona con la obligación del pasaporte COVID
Este otoño se antoja fundamental para el renacer de la economía italiana. Se prevé, lo anunciaba este miércoles en rueda de prensa el primer ministro Mario Draghi, un crecimiento del 6% del PIB. Sentado ante los periodistas en el Palazzo Chigi, acompañado de su ministro de economía, Daniele Franco, su cara era de satisfacción. El que un día fue el director del Banco Central Europeo y que desde febrero conduce un gobierno técnico de consenso para la recuperación de este país, sabe que por fin comparece para dar buenas noticias.
Italia acaba de presentar el NADEF, una actualización del documento de previsiones económicas adelantado en primavera, que marca la senda para el próximo trimestre de 2021 y años sucesivos. Desde abril a octubre los números han mostrado un cambio muy positivo. A ese dato inicial de crecimiento se añade una rebaja del déficit del PIB de un 9,4% del casi 11,8% calculado en abril y de la deuda que baja a un 153,5% de un 159,8% de aquel momento. “La deuda pública es en leve descenso”, confirmaba Draghi. Y seguía: “Esta mañana me he preguntado qué significan estos datos. La primera confirmación es que a un problema de déficit público se sale con el crecimiento”.
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¿Qué ha pasado entonces en Italia? Hay una palabra que, para el primer ministro Draghi, explica este conjunto de datos positivos: la vacunación. El Gobierno se lanzó a una estrategia feroz que apostaba por la vacuna obligatoria como punto de partida para una recuperación del país a largo plazo. Así, desde el 16 de septiembre es obligatorio el pasaporte COVID en Italia para todos los trabajadores y para cualquier otra actividad. Andrea Camilli, investigador de macroeconomía en la Universidad Bicocca de Milán apoya la teoría del primer ministro: “En primavera el Gobierno había hecho una previsión de crecimiento más baja, la diferencia es que la eficacia de la campaña de vacunación ha permitido a las empresas de casi todos los sectores volver al 100%”.
Las predicciones son acogidas con mucha esperanza dentro y fuera de las fronteras italianas. Estos datos tienen también una lectura internacional. Draghi pronunció otra frase clave este miércoles: “Hay fe en Italia”. Y anunciaba: “Se prevé un aumento de las inversiones del 15%, tras la caída al 9,2% del 2020. Hay fe en Italia, entre los italianos y en el resto del mundo, esa es otra de las grandes noticias positivas”. Camilli explica cómo ve el mundo al primer ministro: “Hay confianza en los mercados internacionales en Italia pero con cautela. A nivel internacional Draghi está muy considerado, pero saben bien que su Gobierno es de consenso nacional y que es temporal, además la inestabilidad de la política italiana y la mezcla de partidos en su formación. Ahora tiene que hacer muchos malabares para sacar todo lo que prevé adelante”.
Mario Draghi quiere aguantar, pide unidad siempre en sus declaraciones a las fuerzas políticas, para asegurar una gestión adecuada de los fondos que la Unión Europea, más de 221 mil millones, para la recuperación de la pandemia. Ayuda su experiencia y, además de su reconocimiento internacional, su apoyo entre la población. Genera tranquilidad entre los italianos: lo aplauden dos de cada tres (Fuente: Ipsos). El 40% lo votaría si se presentase en las próximas elecciones generales.
La dificultad estará, entonces, en conseguir que esta política estable se mantenga y que esta subida, en parte también debida al efecto post-pandemia como apunta Andrea Camilli, se alargue en el tiempo. Es la clara intención y empeño de Draghi en este momento. “La política de presupuestos que aprobaremos seguirá siendo expansiva y en una línea continuista a estos datos. Para 2022 el crecimiento se estima en 4,7%, para 2023 en 2,8% y para 2024 en un 1,9% relajando la fuerte subida actual pero manteniendo una tendencia ascendente”, explicaba. El primer ministro había anunciado que en Italia "no están las cosas para subir los impuestos, más bien todo lo contrario". Anuncio frente a los empresarios italianos, que se temían lo peor tras la pandemia.
Draghi se prepara, ahora tiene mucho trabajo por delante y sabe que las expectativas son grandes. El mundo mira a lo que algunos apuntan como su milagro económico. Camilli lo define como un “técnico competente y equilibrado”. El Financial Times dijo que gracias a él “Italia dejaba de ser un sinónimo de alteración política”.