El personal sanitario en Brasil está siendo testigo de cómo la ignorancia crea poco a poco rechazo hacia ellos por miedo a que, al estar expuestos a pacientes con coronavirus, puedan propagar la enfermedad. Ednar Perreira, una enfermera en la ciudad de Sao Paulo, relata cómo fue increpada en el autobús cuando volvía de trabajar. Asegura que varios pasajeros la gritaron que "contaminaba" el vehículo.
Ese día, Ednar llevaba una camiseta que la identificaba como enfermera. "Me sentí humillada, creo que la gente no sabe aún cómo funciona el virus". Por eso ahora muchos sanitarios evitan desvelar su trabajo. No quiere vivir experiencias similares. Brasil es de lejos el país más golpeado por la COVID-19, con 105 222 casos confirmados y 7 288 muertos.
El gobernador del estado brasileño de Río de Janeiro, Wilson Witzel, uno de los más afectados por la pandemia del coronavirus en el país, ha anunciado que extiende también el confinamiento hasta el próximo 31 de mayo, después de que lo haya anunciado Joao Doria, el gobernador de Sao Paulo.
El secretario de la Casa Civil de Río de Janeiro, André Moura, ha afirmado que si es necesario el Gobierno aplicará el "confinamiento". "La salud es lo más importante. La economía se recuperará. Si es necesario, aplicaremos el confinamiento, pero no en este momento, porque las medidas de aislamiento son ya muy duras e incrementaremos la inspección para cumplir con ellas", ha asegurado Moura, según informaciones de portal de noticias G1.
En las medidas que tomaron anteriormente, se incluía la suspensión de una serie de actividades como las celebraciones, la asistencia a clase en los colegios y en la universidad y los baños en la playa del estado. También, el acceso a cines y teatros, los eventos deportivos, la visitas a las cárceles o a familiares infectados por el coronavirus, a causa de la pandemia.