Según parece la Primera Dama cree que puede estar en la Casa Blanca o tres o siete años – si Trump sale reelegido en 2020- y su decisión sobre el leiv motif de su estancia en la Casa Blanca está basado en ello.
Melania, que goza de gran popularidad en la Casa Blanca y entre los votantes republicanos y demócratas quiere “hacer visibles los peligros del bulling en las nuevas tecnologías y en los colegios”, y por eso dedicará su trabajo en la Casa Blanca a luchar contra los “abusos contra los menores”.
Melania Trump, de 48 años, no es una Primera Dama al uso. De hecho, no lo fue desde el minuto cero cuando su marido se mudó a Washington y ella se quedó en Nueva York mientras su hijo Barron de 11 años terminaba el colegio. Barron es la primera – y para muchos- la única prioridad familiar de Melania. El joven se pasa la mayor parte del tiempo de ocio con su madre, y no se conocen fotografías de Barron, Melania y Donald Trump juntos pasando un buen rato de forma improvisada.
De hecho según publica el WaPo, Melania ha construido un verdadero muro en la Casa Blanca, el que separa el ala Este del ala Oeste. Ella rara vez aparece por el despacho de su marido y según cuentan ni almuerzan ni cenan juntos. Simplemente se ven cuando el protocolo lo exige. Melania se levanta a las 5.30 am en su propio cuarto, y supervisa directamente los deberes de su hijo y que la mochila esté preparada. Luego se va a trabajar a su “ ala”. Al principio, cuentan, ella no quería tener una vida pública más allá de la protocolaria, pero el ascenso de su hijastra Ivanka Trump y los rumores de separación, unidos a las mujeres que están denunciando constantemente a Trump por abusos sexuales, le han hecho cambiar de idea.
La Primera Dama deja claro en cada aparición que el “muro” no se circunscribe exclusivamente a la Casa Blanca. En público ya no da la mano a su marido, y no se quita las gafas de sol.
Con el anuncio de esta tarde muchos creen que Melania rompe de otra manera con su marido. El quería todos los focos y la atención mediática, pero Melania, mucho mas querida y respetada – incluso por los ex presidentes Bush, Obama y Clinton, que la arroparon durante el funeral de Laura Bush, ahora ocupará también las portadas de la prensa y de los medios de comunicación. Ella aparecerá – si nada cambia- sola ante los medios de comunicación, algo que probablemente era impensable hace seis meses cuando llegó a Washington. Pero muchas cosas están cambiando.
La Primera Dama no solo es considerada una de las mujeres mas elegantes que ha ocupado la Casa Blanca, desde hoy liderará una campaña en contra del bulling y comenzará su propia vida “pública”, toda vez que la privada parece claro, es cosa de ella y de su hijo.