Melania e Ivanka no se pueden ver: la primera dama le llama la princesa e Ivanka a ella, el retrato
Melania obligó a Trump a renegociar su acuerdo nupcial antes de poner un pie en la Casa Blanca
Mucho se ha hablado de Melania, de los desplantes de Trump, de lo que ha tenido que aguantar la modelo al lado del hombre más poderoso del mundo que ya sabíamos lo que podía hacer con las mujeres en la calle sin tener represalias. Ahora, ya sabemos lo que se intuía. Que Melania usa sus armas de mujer y su poder para poner contra las cuerdas a Trump. Y que su influencia en el presidente es mayor de lo que se pensaba. De hecho, dos mujeres centran las miradas de Trump. Su hjja Ivanka, a la que Melania llama la princesa y Melania, a la que Ivanka llama el retrato por su hieratismo constate. No, no son amigas del alma. Melania logró la nacionalidad para sus padres y su hijo, y un futuro asegurado para este, al nivel del resto de vástagos de Trump. Casi nada.
The art of her deal: The untold story of Melania Trump' ('El arte de su acuerdo: la historia no contada de Melania Trump'), escrito por la reportera del 'Washington Post' Mary Jordan, demuestra que detrás de esas gafas oscuras y de un papel discreto, Melania sabe cómo negociar con Trump y ponerle contra las cuerdas. Ahora, el libro desvela que la primera dama se quedó lejos de la Casa Blanca no era solo para no interrumpir el año escolar de su hijo Barron, que entonces tenía 10 años, sino que mientras tanto, y sabiendo el impacto que su ausencia podía causar en la imagen del presidente, sirvió para alcanzar unos términos que garantizaran los derechos de su primogénito. El hombre recién nombrado más poderoso del mundo se vio obligado a renegociar su acuerdo nupcial.
El libro ha sido desacreditado por Stephanie Grisham, la jefa de personal de Melania Trump, asegurando que es "otro libro más sobre la Sra. Trump con informaciones y fuentes falsas. Este libro pertenece al género de ficción", pero pinta a una primera dama que apoyó a su marida a dar el salto, que tiene acuerdos de confiden cialidad por doquier, así que no hablará, que ha sabido asegurarse el futuro de su hijo y que ha puesto límites como nadie a Ivanka que hasta su llegada estaba en la Casa Blanca como si fuera suya. Parece que lo de que Trump y Melania duermen en habitaciones separadas es cierto. Otra cosa es saber si la primera dama es feliz. Lo que parece claro es que no necesita que nadie la libere. Sabe negociar so`la.