Mohamed VI tiende la mano a Argelia y ‘se olvida’ de España en el Discurso del Trono
El monarca alauita llama en el 22º aniversario de su llegada al trono al restablecimiento de relaciones bilaterales con Argel sobre la base de “la confianza, el diálogo y la buena vecindad”
El rey de Marruecos pide a los marroquíes cautela y obediencia a las autoridades sanitarias para poner freno al deterioro de la situación sanitaria
Argelia y la pandemia han sido los dos ejes elegidos por el rey de Marruecos en el 22º Discurso del Trono. Mohamed VI lanzaba en la noche del sábado una “invitación sincera a nuestros hermanos en Argelia, para trabajar de manera concertada y sin condiciones para el establecimiento de relaciones bilaterales fundadas sobre la confianza, el diálogo y la buena vecindad”. Las relaciones entre los dos países, marcadas por el conflicto del Sáhara Occidental, tienen desde hace décadas una mala salud de hierro.
El monarca alauita instó a la reapertura de fronteras entre Marruecos y Argelia, haciendo hincapié en que “entre dos países vecinos y dos pueblos hermanos el estado normal de cosas, es nuestra convicción íntima, es que las fronteras estén y permanezcan abiertas”. “No he dejado, desde 2008, de proclamar alto y fuerte esta idea y de reafirmarla en numerosas y diversas ocasiones”, aseguraba el monarca.
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No es la primera vez que Marruecos pide a su vecino magrebí la apertura de fronteras, que llevan cerradas desde hace 26 años. A raíz del atentado que en agosto de 1994 costó la vida en Marrakech a dos turistas españoles –en el que había implicados varios ciudadanos argelinos- Rabat cerró la frontera, entonces de manera temporal, medida replicada poco después por Argel. Por ahora las autoridades argelinas siguen desoyendo las llamadas de las marroquíes para la reapertura. Por su parte, el espacio aéreo entre los dos países siempre ha funcionado con relativa normalidad.
El rey tiende la mano a Argelia menos de dos semanas después de que el embajador de Marruecos ante Naciones Unidas llamara a Argel a procurar la autodeterminación de la Cabilia, región bereber del norte del país. Las autoridades argelinas no tardaron en reaccionar y llamaron a consultas a su embajador en Rabat. No ha habido mayor escalada desde entonces.
“No tendrán nunca que temer malevolencia de parte de Marruecos, que no es peligro ni amenaza para vosotros”, aseguró el rey Mohamed VI en alusión directa a la sociedad argelina. “Consideramos que la seguridad y la estabilidad de Argelia están orgánicamente vinculadas a la de Marruecos (…) lo que toca a Marruecos afecta también a Argelia, porque los dos países forman indisolublemente un cuerpo”, insistió.
El estado de las relaciones entre los dos vecinos magrebíes tiene su repercusión económica y social. A pesar de los estrechísimos vínculos culturales y humanos entre argelinos, marroquíes, tunecinos, libios y mauritanos, el sueño de una unión magrebí al estilo de la UE, con mercado común y libertad de movimiento de capitales, bienes y personas duerme el sueño de los justos. En 1989 los jefes de Estado de los citados países suscribieron, con todo, la creación de la Unión del Magreb Árabe, un acuerdo de interacción comercial destinado a integrar las economías de la región. Aunque lo cierto es que la organización no celebra reuniones de alto nivel desde 2008.
“El rey ha hecho un discurso sincero, auténtico, salido de su corazón, en el que ha recordado que los marroquíes y argelinos son pueblos hermanos que comparten muchas cosas, como la historia y la cultura, y que hay que superar el conflicto porque podemos ganar mucho si abrimos nuestras fronteras y, en fin, trabajamos juntos y unidos”, explica a NIUS el ex ministro marroquí de Turismo Lahcen Haddad. “Lo más interesante en su discurso ha sido su humanismo”, abunda el antiguo miembro del gabinete marroquí y experto en las relaciones hispano-marroquíes.
Una visión distinta tiene un investigador universitario argelino residente en España que prefiere mantener el anonimato. “Creo que es un discurso basado en sentimientos y emociones pero incompatible con la realidad de, traer a Israel a la región, pedir la separación de la Cabilia en otro intento de injerencia en asuntos internos de un país vecino y soberano y el cultivo y contrabando de drogas que llega por toneladas a Argelia sin olvidar los repetidos ataques mediáticos marroquíes contra Argelia y el tema del Sáhara Occidental”. El experto en relaciones bilaterales reconoce a NIUS, con todo, que es “la primera vez” que escucha al rey de Marruecos “pedir la apertura de fronteras sin condiciones, lo que representa una evolución discursiva importante”.
“El discurso del rey fue inesperado por muchos que no creían en el acercamiento entre los dos países, y el rey ha lanzado la pelota al tejado del régimen argelino. Hace una llamada a la calma después de que la tensión haya alcanzado niveles de paroxismo en los ámbitos mediático y diplomático en los últimos meses”, asegura a NIUS el especialista argelino en relaciones entre los dos vecinos magrebíes Oualid Kebir. “Creo que el contenido del discurso real llamando al diálogo llega en un buen momento y las autoridades argelinas no deben dejar pasar esta oportunidad”, estima el politólogo afincado en Marruecos.
Sin alusiones a España
No hubo alusión alguna a España en el Discurso del Trono. Las relaciones entre Marruecos y España no atraviesan por un buen momento. Aunque la crisis venía fraguándose desde hace meses, el desencuentro se agudizó con la presencia del líder del Frente Polisario Brahim Ghali en España para ser atendido en un hospital de Logroño y los sucesos registrados en Ceuta entre los días 17 y 18 de mayo, cuando en torno a 10.000 personas accedieron al territorio de la ciudad autónoma española en solo 48 horas.
Por su parte, el rey Felipe VI felicitó –como dieron cuenta los medios oficialistas marroquíes- a Mohamed VI con motivo del 22º aniversario de su llegada al trono alauita. El monarca español expresó al jefe del Estado marroquí la “profunda amistad compartida” y “en nombre del Gobierno y el pueblo españoles” le expresó “los mejores deseos de salud y prosperidad al muy querido pueblo amigo marroquí”, según el mensaje difundido ayer por la agencia MAP.
Una alusión similar al “gran vecino y amigo” marroquí hizo en su toma de posesión el ministro de Exteriores español José Manuel Albares el pasado 12 de julio. Más tarde, el pasado jueves, el propio presidente del Gobierno Pedro Sánchez recordaba que Marruecos es “un socio estratégico” con el que su Ejecutivo trata con “discreción” de recuperar las relaciones.
Lo cierto es que, por el momento, a pesar de los guiños españoles a Rabat en las últimas semanas, sigue sin haber fecha para que el nuevo jefe de la diplomacia –ni ninguna otra autoridad del Estado- sea recibido por las marroquíes.
Agravamiento de la pandemia en Marruecos
El deterioro de la situación sanitaria y los esfuerzos de las autoridades por paliar las consecuencias sociales de la crisis en Marruecos fue el otro eje del 22º Discurso del Trono. “La pandemia persiste y la crisis no ha terminado aún”, recordaba el monarca alauita. Marruecos –cuyo sistema sanitario comienza a sufrir los rigores de la presión hospitalaria- ha alcanzado en la última semana récord diario de casos, aunque también de vacunaciones.
“Para todos el período es difícil. Y lo es igualmente para mí personalmente, como para cualquier ciudadano. Lo es para mi familia. Tengan la seguridad de que conozco la angustia de los marroquíes y de que sufro como ellos”, afirmó el rey Mohamed VI, quien tuvo también palabras de reconocimiento para los servidores públicos que se han batido en primera fila en la lucha contra la pademia.