Lituania ha dejado de importar desde este domingo combustibles fósiles procedentes de Rusia, con vistas no financiar la "maquinaria de guerra" del presidente Vladimir Putin en un momento en el que Moscú amenaza con cerrar el grifo energético a los países considerados "hostiles".
Desde este domingo, Lituania no importa ni petróleo, ni gas, ni electricidad de Rusia, un paso "extremadamente importante" hacia la "independencia energética", en palabras del ministro de Energía, Dainius Kreivys.
El Gobierno lituano quiere expresar también su "solidaridad" con Ucrania, que ha pedido en reiteradas ocasiones a los países europeos que no esperen a posibles represalias de Rusia y renuncien 'motu proprio' a importar gas y petróleo.
El coste de los alimentos, el combustible y los fertilizantes en algunas de las comunidades más pobres se ha disparado en los últimos meses, como refleja un estudio comparativo realizado en 13 países de África, Asia, América Latina y Oriente Medio por Alianza por la Solidaridad-ActionAid.
Según la ONG, en los países analizados se gasta el doble, el triple e incluso el cuádruple que antes de la invasión de Ucrania. A modo de ejemplo, señala que un paquete de pasta cuesta un 275% más que hace tres meses en comunidades de Líbano, mientras que el precio de una barra de pan en Somalilandia es un 163% más alto. Hay lugares de Haití donde el aceite es un 120% más caro y en Myanmar el precio del petróleo ha escalado un 253%.
El análisis de Alianza-ActionAid compara los precios actuales con los del 23 de febrero, día antes de que Rusia invadiera Ucrania. Y bajo este contexto, desvela que en Etiopía el coste de los fertilizantes ha aumentado un 196 por ciento y un 142 por ciento el del gas para cocinar en Nigeria.