Era de noche y hacía viento cuando, el pasado martes, ardió el mayor campo de refugiados de Europa. Quedó reducido a escombros. La vida en "el infierno" de Moria, en la isla de Lesbos, se hundió aún más en la desesperación de la incierta y larga espera para la soñada tramitación de asilo. 13.000 personas duermen ahora en la calle, al raso. ¿Qué pasará con ellas?
Antes del incendio, las organizaciones humanitarias habían pedido reiteradamente la evacuación de sus habitantes por la extrema dureza de las condiciones en un campo cuyo número de habitantes multiplicaba por cinco su capacidad. Con la confirmación de casos de coronavirus, e imposición de una cuarentena, la situación se volvió aún más insoportable. Tras su destrucción, ¿se les evacuará ahora? La respuesta es no.
"Los representantes del Gobierno griego nos han dicho que van a renovar Moria. Los militares comenzarán a preparar el terreno", dice a NIUS la cooperante Ana Zoricic. Ella cuenta cómo algunas personas la avisaron llorando del fuego que arrasaba con todo. "Se originó en cuatro puntos distintos y no había manera de controlarlo", dice. "Se quemó el 80% del campo en ese primer incendio. Al día siguiente, hubo otro y se destruyó el 20% restante", explica. Afortunadamente, no hubo víctimas.
"Todo estaba en llamas. Vimos a una multitud huir sin dirección; había niños terriblemente asustados y padres y madres en estado de shock, explica Marco Sandrone, coordinador de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Lesbos.
¿Quién provocó los fuegos? El ministro de Migración griego, Notis Mitarachi, ha dicho que fueron solicitantes de asilo a causa de las medidas de cuarentena impuestas después de que 35 refugiados dieron positivo en coronavirus.
"Con la Covid-19 y las crecientes restricciones de movimiento a las que se habían visto sometidos, la situación se había vuelto insoportable. Las tensiones y el grado de desesperación que estábamos viendo en las últimas semanas ya hacía presagiar que algo así podía ocurrir en cualquier momento", dice el coordinador de MSF en Lesbos.
"En Moria había ratas por todos lados. Los griegos limpiaban constantemente. Pero hay mucha basura, hace calor y hay mucha gente... Y pocos baños", explica la voluntaria de Remar, Ana Zoricic.
"Ahora es el momento de cerrar Moria para siempre", afirma a la Agencia France Presse Vangelis Violatzis, un líder municipal local. "No queremos otro campamento, y nos opondremos a cualquier trabajo de construcción. Hemos enfrentado esta situación durante cinco años, es hora de que otros asuman esta carga", insiste.
"¿Esto es Europa?", se pregunta la siria Fatma Al-Hani mientras abraza a su hijo de dos años. Ella apenas tuvo tiempo de salvar los documentos de identidad antes de huir de las llamas. "Ya basta, solo quiero que mi hijo crezca en paz", dice a AFP entre lágrimas. "Lo hemos perdido todo y nos han abandonado", afirma.
"Tenemos niños, ancianos y discapacitados entre nosotros. ¿Por qué esta falta de humanidad?", lamenta a AFP Gaelle Koukanee, una refugiada congoleña embarazada de 21 años, mientras intenta refugiarse bajo un olivo del sol abrasador.
Durante una rueda de prensa el viernes, la vicepresidenta de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, hacía propósito de enmienda; e insistía en que el desastre añade urgencia a la necesidad de reformar la política migratoria. "Moria es un fuerte recordatorio para todos nosotros de lo que necesitamos cambiar en Europa", dijo el viernes. Confirmó que la Comisión Europea dará a conocer propuestas para un nuevo pacto sobre migración y asilo el 30 de septiembre.
Las autoridades griegas se sienten desamparadas. El primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis pide que las intenciones de la UE se transformen en actos. "Europa debe pasar de las palabras de solidaridad a una política de actos de solidaridad. Tenemos que poner la crisis migratoria en el centro de nuestras discusiones y ser mucho más concretos", ha dicho el mandatario en una cumbre de líderes mediterráneos en Córcega. Mientras tanto, las autoridades griegas han declarado una emergencia de cuatro meses en la isla de Lesbos.